Luis María Anson

Canela fina | Felipe VI, 8 años Rey

«La Monarquía debe mantenerse neutral y estar siempre por encima de las personas»

Juan Carlos I ha encarnado uno de los cuatro grandes reinados de la Historia de España, junto a los de Carlos I, Felipe II y Carlos III. Recibió del dictador Franco todos los poderes y a todos renunció para que se instalara en España la democracia pluralista plena, la Monarquía de todos que su padre Juan III defendió durante cuatro décadas contra la dictadura. Asistí en 1977 a la abdicación de Don Juan en el Palacio de la Zarzuela. José María Pemán y yo representamos al antiguo Consejo Privado. Adolfo Suárez, que tantos aciertos cosechó, impidió que la renuncia del hijo de Alfonso XIII se hiciera en el Palacio Real, acomplejado por su época de militante de la Falange, que protagonizó la más atroz campaña antimonárquica que recuerda la historia española.

Asistí también a la abdicación de Don Juan Carlos en el Palacio Real, hace ahora ocho años. Los que con todo derecho quieren para España un régimen como el de Cuba o Venezuela, organizaron después contra el Rey padre una voraz campaña desde los medios de comunicación. La Justicia suiza exoneró a Don Juan Carlos de cualquier indicio de delito tras años de investigaciones a cargo del fiscal izquierdista Berzosa. La Justicia española investigó los últimos 8 años, ajeno el Rey padre ya a la inviolabilidad, y concluyó también con la exoneración. Y ahora algunos se han inventado, para continuar la persecución, una historia absurda de fiscalidad sobre las invitaciones a cacerías. A Don Juan Carlos, en fin, no se le puede juzgar solo por sus errores y sus defectos, sino también por sus aciertos y sus virtudes. El balance resulta abrumadoramente positivo.

Felipe VI ha sido durante los ocho años que lleva reinando un Monarca impecable, serio, responsable, trabajador, al servicio siempre del pueblo español. Y estricto cumplidor de la Constitución. Acertó además al elegir esposa: Doña Letizia ha demostrado ser una reina sin tacha. A pesar de la escandalera antimonárquica, el Rey ha evitado embestir la muleta tendida y ha mantenido la neutralidad de la Monarquía, una plataforma sobre la que se resuelven los problemas de la nación. La Institución, como afirmaba Don Juan, debe estar siempre por encima de las personas.

Luis María Anson, de la Real Academia Española