Historia

«Batman Azteca» (Sinopsis)

El resto de los aztecas, con el tiempo, descubrirá que están mucho más sabrosas las carnes de res, de cabra, de oveja o de cerdo venidas de allende los mares, que la de los habitantes de Tlascala o Cholula

La HBO (Latinoamérica) y la Warner Bros Animation van a producir una película de dibujos animados, «Batman Azteca, Choque de Imperios», que sitúa al famoso justiciero de Gotham en el México de la conquista, convertido en un guerrero invencible, con la misión de vengar la muerte de sus padres a manos de los españoles.

Aunque el guion se mantiene en absoluta reserva, varios espías paraguayos nos han hecho llegar la sinopsis de la obra, que pasamos a revelarles.

Yohualli Coatl es un joven azteca, hijo de un famoso militar méxica, miembro de la orden del Jaguar, que ha sido enviado por el caudillo Moctezuma a las tierras del Pánuco, cerca de la actual Tampico, para capturar un determinado número de guerreros con destino a la fiesta del Tititl, cuando se honora a Mixcoatl, considerado prototipo del guerrero muerto en combate. Aunque la zona de caza está bastante alejada de Tenochtitlan, los hombres del Panuco, ribereños del río de su mismo nombre, tienen fama de valientes y arrojados en el combate, con lo que su captura y sacrificio en el Templo Mayor proporciona mayor satisfacción a los dioses. Dado que la expedición es larga, el padre de Yohalli se hace acompañar por su esposa y por varias esclavas, una de ellas, originaria del mismo Panuco. Pero cuando llegan al lugar, los locales se presentan al combate junto a unos hombres extraños, centauros, cubiertos de lo que parece un pedernal brillante y con palos de trueno. El encuentro, pues, no acaba con el tradicional «hijo yo te tomo», al que el cautivo responde «soy tu hijo y obedezco», sino con una masacre entre los expedicionarios aztecas, cuyos petos de algodón y mandobles de obsidiana, poco tienen que hacer frente al acero castellano. Por supuesto, los del Panuco se cobran una centuria de muerte, esclavitud y humillaciones y no dejan un azteca vivo, salvo a la esclava paisana, que señala el lugar donde se ha escondido su señor y jefe, al que abren en canal. Pero Yohualli consigue escapar y llega a Tenochtitlán donde, tras advertir al emperador de lo sucedido y describir a los extraños guerreros, se pone a entrenar con un viejo sabio, llamado Acatzin, que se convertirá en su mentor. Yohualli comenzará su labor de justiciero, matando españoles a mansalva, mientras el resto de los aztecas, con el tiempo, descubrirá que están mucho más sabrosas las carnes de res, de cabra, de oveja o de cerdo venidas de allende los mares, que la de los habitantes de Tlascala o Cholula.

Y si los espías paraguayos nos han engañado, pues qué le vamos a hacer.