Juanma Moreno

España está cambiando

Andalucía ha elegido a Juanma, lo mismo que en su día coronó a Felipe, camino de La Moncloa

Hoy, por ser San Juan, le lloverán de nuevo los mensajes de felicitación a Juanma Moreno, el barón de moda en el PP tras el monumental e histórico batacazo de PSOE andaluz. España está cambiando, amigos. Del Sur al Norte lo sugieren las urnas, y no por arte de magia. Andalucía –su población, tradicionalmente progresista– ha visto en Juanma Moreno una opción más coherente que las demás: nada que ver con el populismo peregrino que exhibió Macarena Olona en campaña, ni con las propuestas de una izquierda fragmentada y herida de muerte tras décadas de corrupción socialista, a costa del dinero público. Andalucía ha elegido a Juanma, lo mismo que en su día coronó a Felipe, camino de La Moncloa. Me encantaría escuchar estos días la valoración del expresidente sevillano sobre el vuelco ideológico en su tierra (él sabe mejor que nadie que este PSOE nada tiene que ver con el partido que le tocó liderar).

A quien escuchamos ayer en Espejo Público fue a José María Aznar, opinando que Moreno y Díaz Ayuso representan modelos complementarios de un partido «que vuelve a ser ganador». La presidenta de la Comunidad de Madrid es –hoy también– presidenta regional del PP madrileño gracias a apoyos explícitos como el del hoy líder popular Núñez Feijóo, en el momento más duro de su carrera política. Ahora que la Fiscalía Anticorrupción –recordemos de quién depende la Fiscalía– ha archivado la investigación al hermano de Ayuso, ella saca pecho mientras el resto del mundo calla, o masculla que las operaciones del hermano serán legales, aunque no éticas. En estos momentos, la realidad es que Díaz Ayuso sigue brillando, mientras Pablo Casado y García Egea se divisan remotos e insignificantes en la historia reciente de esta España salpicada de líderes de poco recorrido (véanse Iglesias, Rivera u Oltra, quién sabe si también en breve Arrimadas).

Aznar también le pintó ayer a Susanna Griso un escenario económico catastrófico para España, en caso de que se liguen las pensiones y los salarios al IPC. Y avisó de un otoño aún más duro para los europeos. ¿Qué hará Pedro Sánchez? De momento, tirar de los fondos europeos. ¿Y qué más debería hacer? Para empezar, evitar que España viva por encima de sus posibilidades, optar por medidas menos populistas y más efectivas. El sábado ya conoceremos unas cuantas. Como bien le dijo al presidente del Gobierno su propio socio Gabriel Rufián, esta misma semana en el Congreso, lo que puede arrastrar definitivamente a este Gobierno –y al resto de formaciones Frankenstein que le sustentan– será la elevada inflación, que promete llegar a ser inasumible dentro de unos meses. España cambiará de color a base de palos. Por el bien de todos, ojalá quienes nos gobiernan encuentren la manera más inteligente de combatir el abismo de la desaceleración económica.