Economía

Big Data: La confianza del consumidor español se hunde 30 puntos

Siete de cada diez ciudadanos califican de mala o muy mala la situación económica

Lorente Ferrer

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, aseguró ayer que España está «aguantando muy bien la crisis» económica. En un almuerzo organizado por la Fundació Pere Tarrés, Escrivá pidió analizar la situación económica con datos recientes más que con proyecciones en momentos de incertidumbre. Este es el relato del gobierno de coalición.

Pero el caso es que, diga lo que diga el ministro Escrivá, la inflación ha alcanzado los dos dígitos en nuestro país. Porcentaje no conocido desde 1985. En España no se están haciendo las cosas bien, pues cada vez nos alejamos más de la media de las otras tres grandes economías de la Unión Europea. El déficit público es el principal causante de un panorama de desequilibrio claramente agudizado.

Las medidas de «manual» para frenar la escalada inflacionista pasan inevitablemente por la contención de pensiones y salarios. Menos dinero en manos de los consumidores enfriará la economía al reducir la demanda. Otra es la reducción del déficit público, que al cierre del ejercicio 2021 alcanzaba el 6,8% del PIB, o lo que es lo mismo, 81.500 millones de euros, que es el desfase entre ingresos fiscales del Estado y sus gastos.

Esa gigantesca cantidad de millones sobrecalienta la economía y contribuye al incremento de la demanda y por lo tanto de los precios. Una tercera opción es la subida de los tipos de interés que congelará la inversión de empresas y familias, que obligará a un recorte en la demanda, con lo que se aliviará la presión sobre los precios y el déficit de la balanza de comercial.

La Reserva Federal de los EEUU y el Banco de Inglaterra ya han subido los tipos. La Unión Europea lo hará más pronto que tarde.

Otro modo de compensar la inflación es hacer crecer el PIB, con exportaciones de bienes, servicios y recursos naturales. La reapertura de la minería del carbón, la explotación de yacimientos de minerales estratégicos, gas natural y petróleo en aguas Canarias y la reactivación del programa nuclear permitirían un importante aumento del Producto Interior Bruto que se aproximaría al aumento del IPC. La devaluación salarial es una oportunidad para incrementar la comercialización internacional a precios competitivos de nuestra producción industrial y agroalimentaria. También de nuestros servicios al turista internacional.

En España el precio de la energía se ha disparado en el último año, pero lo más grave es el coste de la alimentación, a lo que los españoles dedican el 17% de su presupuesto de gasto, y que ha superado al incremento medio general de los precios. Al finalizar mayo el incremento interanual en alimentación era del 11%, mientras que la inflación media se situaba en el 8,7%. En el conjunto de la Unión Europea el aumento en los precios de la alimentación fue inferior al IPC medio; 7.5% frente al 8.1%.

El deterioro de la capacidad adquisitiva es tal que agencias estatales como el INE y el CIS recogen en sus estadísticas y encuestas el malestar de la ciudadanía. En el informe correspondiente a junio del Centro de Investigaciones Sociológicas, el Índice de Confianza del Consumidor, ha caído 31,7 puntos porcentuales de junio de 2021 a junio de 2022, bajando del 97,5% al 65,8%. Mientras que el Índice de Expectativas se ha hundido 46,9 puntos porcentuales, al pasar del 119,1% de junio de 2021 al 72,2% en junio pasado.

En el barómetro de junio el CIS pregunta sobre la situación económica general de España actualmente, el 69,1% la califica de mala o muy mala; el 41,7% de mala y el 27,4% de muy mala, y también por la confianza en el Presidente del gobierno, que la ha perdido para un 68,8%. Concretamente el 27,8% afirma tener poca confianza en el actual inquilino de la Moncloa, y el 41% ninguna. Por lo que los españoles están a la espera de un giro en materia económica.