Francia

La esencia de las sirenas en Francia

«Durante un minuto y 41 segundos se ponen a prueba las alarmas francesas»

A mediodía, mientras los turistas descubrían la ciudad costera de La Rochelle y los franceses estaban ocupados en su rutina de miércoles, un estruendoso ruido invadió la placentera mañana. Una alarma que se repitió durante casi dos minutos entre las torres medievales y el puerto de la localidad de Nueva Aquitania.

Los forasteros se asustan y se preguntan si ha ocurrido algo lo suficientemente grave para salir corriendo. Algunos se paran en seco y miran al cielo desconcertados. Otros bajan el cuello y buscan en su teléfono móvil «Francia noticias». Y los que observan a los locales se sorprenden de que sigan con su vida. Tan ajenos a la ensordecedora advertencia que llegan hasta a dudar de si realmente lo están escuchando. Y es que en francés «siréne» también es una palabra polisémica.

No obstante, cada primer miércoles de mes, en las localidades de Francia suena una potente alarma. Un aviso de 1 minuto y 41 segundos que en teoría sólo se trata de un simulacro. Un sistema para probar que todas las sirenas funcionan correctamente y que el día que sí haya que huir a un búnker o se produzca una inundación, las alarmas puedan informar a la población del desastre que se avecina.

Aunque tradicionalmente en muchos pueblos medievales de Francia las campanas de las iglesias repicaban de un modo distinto para alertar a los vecinos de una invasión o incendio, tras la Segunda Guerra Mundial fueron sustituidas por una red nacional de sirenas.

Durante la Guerra Fría se desplegaron en miles de ciudades francesas para alertar de un posible ataque nuclear o bombardeo aéreo. El presidente Charles de Gaulle insistió en este modo de aviso en Francia y la puesta a punto cada primer miércoles de mes para cuando hubiera un peligro inminente y real. Durante años, las críticas a este método obsoleto se han sucedido, pues escucharlo doce veces al año generaba todo lo contrario a la alarma.

Tras el inicio de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, en algunos municipios galos los alcaldes tuvieron la sensibilidad de recordar a sus ciudadanos que este sistema de prueba aún existía y no se trataba de Vladimir Putin. Y es que con la guerra a las puertas de la Unión Europea las sirenas, por desgracia, han recuperado su esencia.