Pedro Sánchez
Reformismo postergado
A Feijóo se le va a dar, casi sin duda, la ocasión de gobernar. Esperemos que no se mire en el espejo que Rajoy dejó en Moncloa
Que España necesita un buen repaso reformista es una evidencia cuya consistencia se ha ido haciendo cada vez más espesa en el transcurso del tiempo, a medida que el deterioro institucional propiciado por el gobierno Frankenstein ha ido minando todo lo que era sólido y que no había sido reforzado por su antecesor Rajoy. Tras éste, su sucesor Sánchez, se encontró con una retahíla de problemas políticos y territoriales que estaban esperando algún tipo de solución y que él agravó al echarse en brazos de una izquierda huérfana de ideas y unos partidos nacionalistas ávidos de escisión. Lo único que funcionaba más o menos bien era la economía, pero la crisis post-covid, prorrogada con los cambios geoestratégicos propiciados por la guerra en Ucrania, acabó desarreglándola sin que el equipo de Nadia Calviño fuera capaz de dar con un diagnóstico realista y unas políticas estructurales orientadas a devolver el PIB a la senda perdida durante los idus de marzo de 2020.
Y en eso estamos ahora en este paréntesis agosteño tan poco propicio al pensamiento, tal vez por los calores, tal vez por el cansancio. Que Sánchez no tenga un programa reformista era esperable, pues su política es la de la supervivencia una semana tras otra sin que importe su coste. Pero que el PP dé muestras de que tampoco se plantea extraer de sus esencias liberales, y tal vez también de las democristianas, un ambicioso plan de cambios que se extiendan desde lo institucional –separación de poderes, sistema electoral y de partidos, consolidación del estado autonómico, reforzamiento militar– hasta lo social –sistema educativo, coordinación sanitaria, vivienda en alquiler, inmigración– y económico –política industrial, explotación de recursos naturales, modernización fiscal, energía, cambio climático– es indudablemente una sorpresa. Da la impresión de que, después de la resolución exitosa de su crisis interna, el centro derecha ha postergado el reformismo y se limita a espA Feijóo se le va a dar, casi sin duda, la ocasión de gobernar. Esperemos que no se mire en el espejo que Rajoy dejó en Moncloaerar el relevo para gestionar la administración y poco más. Sin embargo, lo que muchos en España desean va mucho más allá, especialmente después del catastrófico balance que están dejando los socios de Frankenstein. .
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