Opinión

Las ambiciones de Ayuso

Las ambiciones de Díaz Ayuso no están en la Comunidad de Madrid, sino en Moncloa. Le estorbaba Casado, y cuando vio la oportunidad y terminó con él. La operación era de alto riesgo, la presidenta no gozaba de la simpatía de los barones populares y las consecuencias sobre su imagen del asunto de las mascarillas podría haber sido letales.

Sin embargo, pertenece a esa escuela creada por Aguirre en que en cada operación política se lo juegan a todo o nada. No se mueven bien en la moderación y crecen en la confrontación con el adversario. Exactamente lo contrario a Feijóo, que busca aguas tranquilas para poder navegar con precisión hacia su meta.

Después de las elecciones andaluzas, pintaba mal para la madrileña. Moreno Bonilla le quitó la medalla de oro de votos y, además, en el territorio más socialista de España. Lo hizo al estilo gallego, sin estridencias en las formas ni en los mensajes.

Pero Ayuso ha vuelto a la carga aprovechando el asunto de las medidas de ahorro energético. En su temerario estilo, antepone el enfrentamiento a las razones que, de hecho, contradicen su posición.

Galicia y Andalucía asumieron el decreto del gobierno sin mayor controversia, en el parlamento, los populares criticaron las formas pero no el contenido y, desde Génova, se reclamó diálogo antes de iniciar medidas judiciales.

Pero mientras la dirección nacional se quedaba ahí, Ayuso anunciaba la judicialización del conflicto mediante una batería de acciones.

Todos los países de Europa han tomado medidas similares y los matices podrían haberse negociado, pero la madrileña vio el hueco para colarse de nuevo en las portadas nacionales y eso, para ella, es lo que importa.

Las consecuencias para Feijóo son negativas por partida doble. En primer lugar, porque se evidencian fisuras internas en el PP y eso es castigado por los electores. Ayuso le ha cogido con el pie cambiado y es posible que le haya tomado la medida para el futuro.

En segundo lugar, porque la falta de cohesión y unidad interna del PP y actuar de manera contraria a lo que se promueve desde Bruselas le deja al gobierno el discurso hecho.

Los españoles están vacunados contra la Covid-19, pero también recibieron la dosis frente a las restricciones. Ayuso lo ha sabido leer y, a corto plazo a ella le irá bien, pero Feijóo no ha sabido reaccionar y terminará siendo el damnificado si ese va a ser el camino.