Política
Sentido de Estado como cheque en blanco
No es compatible la negociación del PSOE con Bildu, ERC y Podemos, y, a la vez, con el PP
Hasta el ministro Luis Planas salió este miércoles en Onda Cero con la cantinela de que al líder de la oposición le falta sentido de Estado porque no suma sus votos a los del PSOE en el Congreso en la votación del Real Decreto de ahorro energético. Los tiempos de la nueva política, que no ha cambiado mucho más que la fragmentación parlamentaria, han alterado también el sentido que los partidos dan a los acuerdos de Estado. En el argumentario que repiten estos días los representantes del Gobierno de coalición, a fin de poner sordina a los problemas económicos que les erosionan, el sentido de Estado aplicado a la oposición quiere decir «firmen ustedes un cheque en blanco», mientras que aplicado a sus socios de investidura es «negociemos contrapartidas, al margen incluso del contenido de lo que se vota, y lideremos juntos las nuevas políticas de Estado».
Por más que perfeccionen los argumentarios los nuevos gurús de la propaganda de partido, las políticas de Estado han sido y son esfuerzos conjuntos, discretos, con lealtad, entre Gobierno y oposición para anteponer los intereses generales por encima de los intereses de siglas.
La mayoría de investidura y el Gobierno de coalición enterraron las políticas de Estado. Y Gobierno y oposición lo saben. No es compatible la negociación del PSOE con Bildu, ERC y Podemos, y, a la vez, con el PP. Y hasta el día de hoy la apuesta de Moncloa es cuidar su mayoría de investidura, que es la que necesita para poder seguir aspirando a sostenerse en Moncloa. Todo lo demás son fuegos de artificio y maniobras de distracción de un lado y de otro.
Si Pedro Sánchez llamara a Alberto Núñez Feijóo para negociar con sentido real de Estado el paquete de ahorro energético que España tendrá que presentar en septiembre a Bruselas, sin interferencias externas, habría acuerdo seguro. Y todas las CCAA del PP se someterían a él. Pero Sánchez se quedaría desnudo bajo el fuego amigo de sus socios, y, mal que bien, hasta ahora siempre han acabado entendiéndose. Todo lo demás es grama.
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