Pensiones

Un pensionista, un voto

El gobierno social-podemita no va a moverse de la casilla que indica que la revalorización de pensiones acorde al IPC no se toca

Decía un sabio del juego político y del arte de manejarse como nadie en los vericuetos del poder –en todos dicho sea de paso– como el ex primer ministro italiano Giulio Andreotti, que prácticamente todos los partidos en el gobierno tienen un buen número de asesores portadores de la fórmula no precisamente mágica sino muy contante y sonante, para llevar a cabo una profunda y eficiente reforma del sistema de pensiones, pero desgraciadamente de lo que carecen es de esos otros asesores que consigan impedir la consiguiente debacle electoral después de haberse llevado a cabo dicha reforma. En España, según el último dato estadístico del ministerio de seguridad social, hay ocho millones novecientos noventa mil pensionistas, todo un elenco de votantes de los que por cierto no suelen quedarse en casa cuando toca una cita con las urnas y muy pendientes de la primera de sus prioridades, que no es otra que el mantenimiento y revalorización de su pensión, por encima de otras consideraciones que puedan estar relacionadas con la capacidad real de la economía del país para sostener el sistema a medio o largo plazo.

El debate sobre la necesaria reforma del sistema de pensiones en España es tan antiguo como redivivo en según qué momentos de nuestro discurrir político y como las capas geológicas acaba siendo enterrado y cubierto por debates posteriores en una permanente fosilización de mantos superpuestos. Yo mismo pude ser testigo directo de unas polémicas afirmaciones del ex presidente González en Portugal hace ya más tiempo del que desearía, en las que rompía una lanza en favor de los seguros privados dando por el hecho que él mismo –contaba 55 años– no tenía claro si diez años después iba a cobrar lo que supuestamente le correspondería de su jubilación pública. La tremolina que se armó no fue menor, ni la primera con esta misma cuestión hasta nuestros días, con una lupa de la Unión Europea posada sobre nuestro país, receptor de fondos comunitarios, pero sin acabar de acometer la madre de todas las reformas. Y en estas nos encontramos, a las puertas de una previsiblemente eterna precampaña electoral en la que el gobierno social-podemita no va a moverse de la casilla que indica que la revalorización de pensiones acorde al IPC no se toca y un Partido Popular cuyo líder Núñez Feijóo tendrá que debatirse entre la responsabilidad de estado y 8.990.596 electores muy pendientes de «lo suyo». Sabio Andreotti.