Política

Frente populismo

Tal vez no sea tan descabellada la hipótesis de unas próximas elecciones generales en las que la izquierda concurra bajo una única plataforma

Se ha comentado mucho que el cara a cara parlamentario de esta semana entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo –a cuenta de unas urgencias energéticas que quedaron en segundo plano– recuperaba con todo esplendor el bipartidismo en nuestra política nacional. Sin embargo, visto lo que ocurría en la Cámara Alta y atendiendo a otros muchos movimientos llevados a cabo desde el propio Gobierno, más que el bipartidismo lo que parece estar tratando de recuperarse es la idea –quien sabe sin con visos de estrategia electoral a medio plazo– de un frente populismo alimentado por la nunca desterrada idea de las dos irreconciliables Españas. A nadie se les escapa que Sánchez –al menos por el momento pero con pocos visos de retorno– ha renunciado definitivamente al espacio de centro político volcándose en el discurso marcadamente ideológico y no exento de tintes demagógicos que supuestamente debería frenar la desmovilización entre la feligresía de izquierdas, un paulatino giro de timón que empieza a acarrear no pocas dosis de vértigo a lo que queda del PSOE moderado y sobre todo, en miles de cargos municipales y autonómicos que en la próxima primavera se juegan el ser o no ser en la política territorial.

La estupefacción de no pocos «barones» y alcaldes socialistas que gestionan gobiernos regionales y ayuntamientos es solo proporcional al auténtico pánico por ver teñido de azul a la vuelta de unos meses todo el mapa del poder territorial, ante la sucesión de ocurrencias vertebradas en torno al argumentario de los ataques a empresarios, medios de comunicación, jueces y demás «oscuras» corporaciones fácticas, sobre todo porque las experiencias de pasados comicios autonómicos como los de Madrid o Andalucía, si algo demostraron fue el hartazgo de la ciudadanía frente a ideologizados discursos frentistas, en un momento en el que las incertidumbres tiene más que ver con las cosas de comer. Las últimas semanas están mostrando una significativa sintonía entre las propuestas de la vicepresidenta Yolanda Díaz en su carrera por abrirse un espacio electoral y la posición del propio presidente cuyo entorno aún no ha descartado ocurrencias como la de topar la cesta de la compra. Ergo, tal vez no sea tan descabellada –visto lo visto– la hipótesis de unas próximas elecciones generales en las que la izquierda concurra bajo una única plataforma. Si ello supone cortar el paso a la derecha, las cuentas se echarán. No hay más que contemplar lo visto y oído el martes en el Senado.