Opinión

Nuestra gran Reina Isabel I

El grandioso ceremonial dispuesto con ocasión del fallecimiento de la Reina Isabel II de Windsor ha sido como una especie de lección de Historia para una parte significativa de la población mundial y española. El interés despertado hacia la institución de la monarquía británica debe ser aprovechado en beneficio del conocimiento de nuestra Historia y de la Corona –siendo así que son indisociables la una de la otra–, con un Gobierno que pretende imponer por ley lo que los españoles deben estudiar, memorizar y opinar acerca de nuestra Historia, que quieren comience en 1812.

Si los británicos están orgullosos de su Reina Isabel II, es oportuno recordar que los españoles tenemos no menos argumentos y razones para estarlo de nuestra gran Reina Isabel I de Castilla, llamada Isabel «La Católica», tras su matrimonio con el Rey Fernando de Aragón; ambos conocidos como los «Reyes Católicos», proclamados así por el Papa Alejandro VI en 1496.

Nuestra gran Isabel La Católica tuvo en común con Isabel II que tampoco nació para ser reina, dado que no era la primogénita de sus padres, los Reyes Juan II e Isabel de Portugal, pero la prematura muerte de su hermanastro, el Rey Enrique IV, la convirtió en heredera tras un grave conflicto con el pretendiente Alfonso de Trastámara. Con su matrimonio y la unión entre las Coronas de Aragón y Castilla se puede afirmar que nació el primer Estado en los albores de la época moderna, y por cierto con un lema que lo resume lúcidamente en estos tiempos actuales de ideología tan presuntamente «feminista» como desigual: «Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando».

La vinculación de Isabel con la monarquía británica es estrecha, con su hija Catalina Princesa de Gales, casada con el heredero y posteriormente con su hermano Enrique VIII, siendo reina consorte y madre de María I, reina de Inglaterra. Todo ello sin perjuicio del histórico divorcio con ella por parte del Rey para casarse con Ana Bolena y fundar la Iglesia Anglicana, alegando la nulidad de su matrimonio. El reinado de Isabel y Fernando tuvo en la conquista de Granada el 2 de enero de 1492, un punto de inflexión en la Historia, no solo de España y Europa, sino del mundo, dando fin a la Reconquista comenzada más de siete siglos antes; diez meses después se produciría el descubrimiento del Nuevo Mundo.

Esta muy breve semblanza de nuestra gran Reina Isabel quedaría incompleta sin aludir a su proceso de beatificación, comenzado en 1958 y que se encuentra en un momento «dulce» de tramitación, superadas viejas polémicas.