Política

Precampaña fiscal

El PP ha mordido en carne con el asunto fiscal y más de un temeroso «barón» socialista lo sabe

Si hacía falta un pistoletazo de salida o una piedra de toque en la carrera hacia la lucha que en primavera se librará a cara de perro por el poder territorial en nuestro país, esa ha sido sin duda alguna la que representa un debate sobre las rebajas fiscales y sobre la legítima autonomía que se les confiere a las comunidades para gestionar un porcentaje del IRPF y otros nada menores impuestos. En esta semana en la que el presidente de la junta andaluza Juanma Moreno anunciaba, en presencia del líder de su partido Núñez Feijóo la eliminación del impuesto de patrimonio y la deflactación del IRPF situando a su comunidad como la segunda con menos impuestos tras Madrid, los resortes del gobierno saltaban previa sonada de todas las alarmas.

Casi tocando arrebato no ha habido ministro ni dirigente socialista que no saliera al paso de las «aviesas» intenciones de los gobiernos bandera del PP, incluida una propuesta del ministro Escrivá con Alsina en Onda Cero – «ya que no me pregunta se lo saco yo», decía– a propósito de una recentralización de la política fiscal que pretende volver a introducir en el tubo la pasta de dientes respecto a las concesiones del pasado por parte de Felipe González y José María Aznar cediendo respectivamente el 15 y el 30 por ciento de la gestión del IRPF a las autonomías.

Con este panorama el PSOE no tiene precisamente fácil hilvanar el argumentario que ponga en un brete las bajadas de impuestos, salvo que los García Page en Castilla la Mancha, Lambán en Aragón o Puig en Valencia sean capaces de inocular a los sufridos electores el manido mantra de que el alivio fiscal acaba repercutiendo negativamente y en forma de recortes donde siempre, entiéndase en la sanidad o en la educación públicas. Y es que, a estas alturas del partido quien más y quien menos entre la ciudadanía ya sabe colegir que la presión fiscal puede rebajarse con una coherente gestión sin mermar los servicios públicos –no solo sanidad y educación porque hay muchos otros incluida la seguridad de la que nunca se habla– de igual manera que freírnos a impuestos de poco puede servir si estos acaban en según qué destinos de esos que tanto gustan a los repartidores del pan para hoy con hambre para mañana. El PP ha mordido en carne con el asunto fiscal y más de un temeroso «barón» socialista lo sabe.