Vladímir Putin

Putin y la fortaleza de Occidente

La anexión por la fuerza de cuatro territorios ucranianos a las puertas del frío invernal tiene como objetivo testar la resistencia de los europeos

Invadir un país vecino y anexionarse por la fuerza –y en contra de la legalidad internacional– una parte de su territorio es la última y psicopática «hazaña bélica» del jerarca del Kremlin. El matonismo con el que Vladimir Putin se comporta ante el mundo habría quedado eliminado de la ecuación de no ser porque dispone de armas nucleares suficientes para devolvernos a todos a la edad de piedra, momento en el cual el propio Putin parece haberse instalado. Su mentalidad cavernícola pretende resolver sus problemas y satisfacer sus más bajos instintos a base de golpes.

La buena noticia dentro de este desastre es que Occidente ha sabido aguantar con firmeza hasta este día de octubre. La OTAN y la Unión Europea sostienen su posición de firmeza y han ampliado sus apoyos a buena parte de los países que conforman la Organización de las Naciones Unidas. Eso ha sido así durante la primavera y el verano, estaciones en las cuales la necesidad de gas es menor gracias al buen tiempo. Pero con la llegada del otoño y del invierno, ¿se mantendrá de igual manera la determinación de plantar cara al matón?

La duda es lógica, y Putin la está intentando gestionar. Su anexión por la fuerza de cuatro territorios ucranianos a las puertas del frío invernal tiene como objetivo testar la resistencia de los europeos, en su esperanza de que se genere en Occidente una corriente de opinión pública dispuesta a llegar a un acuerdo con Rusia consistente en regalar a Putin el Este de Ucrania, a cambio de que termine la guerra y se reanude el suministro de gas ruso a la Unión Europea. Aquí paz y después gloria. Miremos hacia otro lado. Que los ucranianos se conformen. Y pasemos página.

Hace ocho años, Putin se anexionó la península de Crimea. Occidente se limitó a establecer unas cuantas sanciones económicas, porque nadie quería organizar una gran crisis internacional por un pedazo de tierra ucraniana. Ya entonces se miró hacia otro lado y se pidió a los ucranianos que se conformasen. Sería buena cosa que no olvidáramos la lección.