Vladímir Putin
Comprensivos con Putin
Podemos ha optado por ser la excepción occidental al apoyo incondicional de los gobiernos de la Unión Europea a las fuerzas ucranianas, en su legítimo derecho a la defensa frente al invasor
Casi ocho meses después de que Vladimir Putin ordenara la invasión de Ucrania, el líder del Kremlin es capaz todavía de mantener el apoyo o, al menos, un cierto grado de comprensión hacia su belicosa psicopatía por parte de determinados sectores políticos. Los hay que muestran su entrega al agresor de un modo apasionado y sin disimulo. Es el caso del expresidente boliviano Evo Morales, uno de los referentes de la extrema izquierda española. Morales ha felicitado por escrito al autócrata ruso por su cumpleaños: «Muchas felicidades al hermano presidente de Rusia Vladimir Putin en el día de su cumpleaños. Los pueblos dignos, libres y antiimperialistas acompañan su lucha contra el intervencionismo armado de EEUU y la OTAN. El mundo encontrará paz cuando EEUU deje de atentar contra la vida». Alguien que aún no sepa que Putin es el invasor, podría pensar que Estados Unidos y la OTAN han invadido Rusia, y que un heroico Putin trata de salvar la dignidad, el territorio y la libertad de su país.
En Europa, representantes de la extrema derecha italiana, como Matteo Salvini, cargan con el estigma de haber admirado a Putin en otros tiempos. Y en España, la invasión rusa de Ucrania mantiene al gobierno de coalición en una permanente incomodidad. Podemos ha optado por ser la excepción occidental al apoyo incondicional de los gobiernos de la Unión Europea a las fuerzas ucranianas, en su legítimo derecho a la defensa frente al invasor. Y cuando en el Congreso se presenta a votación alguna iniciativa de condena a Putin, a su guerra o a la pantomima de sus referéndums, Unidas Podemos se abstiene, porque esas propuestas «buscan provocar desavenencias en el seno del Gobierno», cuando las desavenencias quedan expuestas al público, precisamente, al abstenerse Podemos, mientras que el PSOE vota a favor.
La habilidad de la coalición ha sido que un asunto determinante como es este pase inadvertido y no suponga ningún problema interno. Es obvio que dos partidos, aunque trabajen coaligados, siguen siendo dos partidos con su propia idiosincrasia. Pero dice mucho de ambos que nunca estén de acuerdo en ningún asunto de Estado, pero sí en mantener el poder.
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