China

La coronación del emperador rojo

«Biden debilita a Rusia mientras los europeos nos endeudamos financiando la operación y sufriendo la inflación»

Es cierto que los comunistas se han adaptado muy bien a los nuevos tiempos. Les gusta el poder y, sobre todo, el despotismo. Xi Jinping es un «príncipe rojo» que nació en el seno de la élite dirigente. Su padre, Xi Zhongxun, procedía de una familia de terratenientes y abrazó el comunismo. Tuvo una importante contribución al triunfo del Ejército Rojo y ocupó importantes cargos como viceprimer ministro o vicepresidente de la Asamblea Popular Nacional. Por supuesto, fue purgado con la Revolución Cultural y rehabilitado en 1978. Es algo muy habitual en las formaciones comunistas, como hemos podido comprobar con las purgas en Podemos. Su hijo se ha convertido en el emperador rojo tras una espléndida coronación en el XX Congreso del Partido Comunista Chino. Es el líder de una de las mayores potencias del mundo, con un ejército impresionante y una economía muy poderosa, aunque Estados Unidos y la UE siguen instaladas en su zona de confortabilidad como si pudieran marcar los ritmos y las condiciones de la política internacional. Es verdad que Xi Jinping viste con notable elegancia, es un personaje exquisito y muy preparado, pero es un dictador comunista.

A nadie le interesa enfrentarse con el nuevo emperador rojo, que tiene un poder similar al de Mao, y nos dedicamos a apoyar a Ucrania en la guerra contra Putin, el aliado de Xi. Espero equivocarme, pero es un conflicto que no ganaremos y que tendrá un coste enorme. Estamos en un callejón sin salida, porque tenemos que ayudar a los ucranianos. A Estados Unidos le viene bien la guerra, tanto en clave interna como externa, porque Biden necesita reforzar su deteriorada imagen ante las elecciones y está fortaleciendo su industria armamentística, que puede probar sobre el terreno la eficacia de sus productos. A esto hay que añadir que debilita a Rusia mientras los europeos nos endeudamos financiando la operación y sufriendo las consecuencias de una inflación descontrolada. Xi consigue enormes beneficios, porque está construyendo un nuevo orden mundial que quiere liderar con un país donde coexiste el capitalismo de partido, que es quien controla la economía y permite el enriquecimiento de los amigos, con una dictadura comunista y un imperialismo que tiene todas las de ganar frente a la lenta decadencia de Estados Unidos y la UE.