Opinión

Garabandal

San Sebastián de Garabandal es una pequeña aldea, una «aldeuca» ubicada en la montaña de Cantabria, a 45 minutos de la capital Santander, perteneciente al ayuntamiento de Puente Nansa. Allí en la primera mitad de la década de los sesenta del pasado siglo se vivieron unos extraordinarios sucesos que atrajeron a multitud de personas de toda España y del extranjero, singularmente de Estados Unidos, Francia, Portugal e Italia. La causa fue el presunto carácter sobrenatural de los mismos, al considerarse que era la Virgen María quien se aparecía a cuatro niñas de la localidad de 11 y 12 años de edad. Las grabaciones con miles de metros de películas del NO-DO y de aficionados, así como multitud de fotografías, dan fe de los éxtasis y demás experiencias físicas protagonizadas por las niñas –Conchita, Jacinta, Mari Loli y Mari Cruz–, que no pueden explicarse por causas exclusivamente naturales.

Los hechos comenzaron el 18 de junio de 1961 y se extendieron hasta el 13 de noviembre de 1965, llamativamente coincidiendo con la preparación y desarrollo en Roma de la práctica totalidad del Concilio Ecuménico Vaticano II. Ya san Juan Pablo II afirmó, al coincidir el atentado terrorista que sufrió con la fiesta de la Virgen de Fátima, el 13 de mayo de 1981, que éste «tuvo que producirse coincidiendo con esa fiesta para que la Iglesia y el Papa miraran al mensaje de Fátima… porque en los designios de la Providencia no hay meras coincidencias».

Siguiendo al santo papa polaco, es claro que, en caso de tener un origen sobrenatural, esa llamativa coincidencia no puede considerarse una casualidad. Esto es lo que debe discernirse mediante la correspondiente investigación dirigida por la Iglesia, con el rigor exigido, a fin de averiguar la verdad del origen de los extraordinarios hechos acaecidos, qué los motivó y los mensajes dados, que deben ser importantes cuando exigieron la presencia de tan excelsa embajadora del Cielo.

Dos mensajes públicos se dieron a conocer el 18 de octubre de 1961 y el 18 de junio de 1965, y es un hecho acreditado que el Vaticano siguió atentamente lo sucedido. El Cardenal Ottaviani, Prefecto del Santo Oficio, hoy Doctrina de la Fe, pese a estar en plena preparación de la última sesión del Concilio, reiteró que Conchita fuera llamada a su presencia en Roma para interrogarla. Apenas un mes después de clausurarse el Concilio, Conchita estuvo allí acompañada de su madre, y le siguió Jacinta.

La situación canónica de Garabandal es de espera para un pronunciamiento definitivo, favorable o no, sobre el origen sobrenatural de lo sucedido.