Política

Podemos y el Estado desgastado

Ni en España ni en ningún lugar del mundo los Estados han padecido recortes apreciables

Escuché hace algún tiempo en Onda Cero unas interesantes declaraciones de Javier Sánchez Serna, diputado de Podemos, en las que reclamaba un aumento del gasto público destinado a «derechos sociales», y diagnosticaba que el Estado está «desgastado tras décadas de políticas neoliberales».

Habla como si el Estado fuera un puro beneficio, sin mezcla de coste alguno. Ante la evidencia contraria, la izquierda habitualmente procede a ignorarla o a mentir. La ignora cuando predica sin cesar sobre las ventajas de un mayor desembolso de las Administraciones Públicas sin decir ni una palabra sobre sus costes, como si dicho desembolso fuera efectivamente gratuito. Y miente cuando sugiere que los impuestos los pagan o podrían pagar los ricos y no los pobres.

Pero los Estados modernos son tan grandes que es imposible que la gente se trague de forma masiva y perdurable ese doble anzuelo, y, quizá más pronto que tarde, acaba comprendiendo que es ella la que está pagando la cuenta, y que los Estados actuales no se pueden financiar solamente quitándoles el dinero a los ricos.

Cuanto más se extienda esa comprensión popular, más difícil lo tendrá la izquierda para colarnos el bulo de que el Estado debe aumentar porque ha sido «desgastado» por el perverso «neoliberalismo».

Además de lo que hemos observado, es decir, que los supuestos progresistas no prestan la menor atención al desgaste genuino sufrido por los salarios de las trabajadoras merced a la presión fiscal, el mencionado bulo viola toda la evidencia empírica, que señala lo que cualquier contribuyente podría enseñarle a don Javier Sánchez Serna. Efectivamente, si hay algo obvio para cualquier ciudadano, por modesta que sea su condición, es que el Estado ha registrado cualquier cosa menos un desgaste.

Ni en España ni en ningún lugar del mundo los Estados han padecido recortes apreciables. Los cambios han ido más bien en la dirección contraria. Pero, nada, señora, nada de nada: los supuestos progresistas seguirán erre que erre intentando convencerla de que el Estado prácticamente ha desaparecido.

Gracias a Dios, es cada vez más difícil que nos engañen, sobre todo figuras señeras como el señor Sánchez Serna, que esta semana, cuando se desató la furia totalitaria de Podemos contra la justicia independiente, secundó a doña Irene Montero y tuiteó su famosa frase sobre los «fachas con toga».