Pedro Sánchez
Reformas a la carrera
«Desaparecerá el delito de sedición, aunque los sediciosos mantengan su promesa de volverlo a hacer»
En cuestión de horas, el presidente del Gobierno pondrá la pistola de fogueo apuntando al cielo, apretará el gatillo y con una salva dará la salida de una de las carreras más veloces que se hayan visto para aprobar una reforma legal. El delito de sedición desaparecerá de nuestro Código Penal para mayor gloria de los últimos sediciosos condenados por tales: los líderes independentistas que organizaron la kermés de octubre de 2017.
Como la sentencia no les gustó, pronto les será concedida la venia y Moncloa construirá una pista de aterrizaje que permita, quizá en última instancia, ver a Oriol Junqueras como presidente de la Generalitat y quién sabe si al prófugo Puigdemont. Será necesario añadir a la grotesca eliminación de la sedición, la desnaturalización del delito de malversación. Aquí paz y después gloria, para algunos.
El procedimiento ya se empieza a hornear en el Congreso, donde el kit de partidos que sostienen al Gobierno dará su voto entusiasta a esta fórmula que restará herramientas de defensa al Estado de derecho. De manera tal, que un nuevo episodio como el de 2017 se convertirá en altamente probable en cuanto se den las condiciones políticas necesarias. Y eso ocurrirá cuando gobierne el PP, si es que esa circunstancia se llega a producir algún día. El precio a pagar por quienes acometan ese desafío será extraordinariamente barato. Desaparecidos los delitos del Código Penal, solo se arriesgan a que el Estado aplique de nuevo el artículo 155. Pero el lendakari Urkullu ya se ha apresurado a comunicar al Gobierno central que el siguiente paso, después de la sedición y de la malversación, será, precisamente, eliminar o desnaturalizar ese artículo de la Constitución. Y si Pedro Sánchez necesitara los votos del PNV para renovar su cargo, nunca diga usted nunca jamás. Cosas veredes.
El hemiciclo de la Cámara Baja asistirá en breve a un episodio que se recordará en los libros de historia (salvo que las leyes educativas lo impidan): desaparecerá el delito de sedición, aunque los sediciosos mantengan su promesa de volverlo a hacer. Ho tornarem a fer. No será porque no nos lo hayan advertido.
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