Opinión
Penosa imagen socialista para la Historia
Escuchar a Otegi pavoneándose de que «sin los vascos independentistas de izquierda, y sin los catalanes independentistas de izquierda, no habría gobierno del PSOE y Podemos en el Estado», muestra a las claras el nivel de degradación de la política al que hemos llegado en España. Porque lo que ha dicho el vasco que quiso conseguir la separación del País Vasco respecto de España por medio del terrorismo, no es una mera frase para la galería sin el aval de la realidad, sino todo lo contrario. Refleja exactamente lo que tenemos.
Un gobierno de la Nación, que se apoya en quienes quieren destruir la unidad nacional, y que van dando pasos graduales en esa dirección mediante las continuas concesiones que les hace Pedro Sánchez para subsistir en La Moncloa. Eso es posible, –entre otras razones– porque tiene un partido, el PSOE, al que ha convertido en el «partido sanchista», ahora una herramienta política a su exclusivo servicio personal, desde que tras ser cesado de la secretaría general en aquel Comité Federal –precisamente para evitar que hiciera lo que está haciendo desde aquella inicua moción de censura– y al que, a su regreso, modificó los estatutos para impedir cualquier crítica interna futura hacia sus decisiones.
El Pleno del Congreso proporcionó esta semana una imagen incontestable de esa realidad, cuando para responder a la iniciativa –de voto nominal, público y por llamamiento– efectuada por el PP, para la votación de la admisión a trámite de la Proposición de ley del PSOE y Podemos para eliminar del Código Penal el delito de sedición, simultáneamente se pusieron en pie todos los diputados del grupo socialista para afirmar exultantes su apoyo a la misma. En esa escena, los 120 diputados –y diputadas– socialistas, ratificaron la sumisión a su líder que está deconstruyendo la estructura del Estado en que se organiza políticamente la nación española, para pagar sus favores a todos los condenados por el TS tras el golpe de Estado urdido desde la Generalitat. Con razón Otegi dice eso, y Junqueras reconoce que la próxima vez, como han asegurado volver a intentar, les será más barato repetirlo hasta tener éxito.
«Una imagen vale más que mil palabras», y con esa escena de la sesión plenaria de la noche del pasado jueves día 24, está entendido todo. La posverdad de la dictadura del relativismo, impuesta en una sociedad que parece sin pulso y carente de valores como el patriotismo, hacen posible que esto suceda sin apenas respuesta social, con una excepción. La economía es muy importante sin duda, –primum vivere– pero no solo de pan vive el hombre.
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