Pedro Sánchez

La rendición ante el independentismo

«Con Pujol aprendí que nunca tienen bastante y que las transferencias u otras cesiones no les aplacan»

A la hora de analizar la realidad política catalana hay que partir de una premisa que acostumbran a olvidar los políticos constitucionalistas. El objetivo de los nacionalistas es la independencia. No hay nada que lo pueda cambiar. Otra cuestión distinta es que tengan o no el suficiente apoyo popular. Es el horizonte que da sentido a su existencia. Todo lo que hacen va encaminado en esa dirección. Puigdemont y Junqueras decidieron echarle un pulso al Estado, pensando que la situación era favorable y que la crisis económica les permitiría imponer sus condiciones. Se equivocaron. Tras la aplicación del 155 CE, los dirigentes del «procés» optaron por caminos diferentes. Unos fueron cobardes, como Puigdemont, y decidieron huir mientras que otros, encabezados por Junqueras, decidieron asumir las consecuencias de sus actos. Hay un sector del independentismo formado por los irredentos, que son un porcentaje minoritario de la sociedad catalana. En cambio, el apoyo social a la secesión se puede reducir a porcentajes tolerables, como sucedió durante mucho tiempo, mostrando firmeza y eliminando los fundados elementos de desafección, como determinadas inversiones que redundan en beneficio del conjunto de España.

En cambio, la pretensión de Sánchez de «sacar el debate político de los juzgados», que significa rendirse ante los secesionistas, es un error enorme, porque Junqueras y sus seguidores lo interpretan como una clara muestra de debilidad. Por supuesto, saben que les irá muy bien con el gobierno socialista comunista y sus poco recomendables aliados parlamentarios. En primer lugar, Iglesias y sus acólitos quieren acabar con el sistema constitucional. Es algo que nunca han escondido y su modelo es una república populista. El telepredicador trabaja para un independentista. Los filoetarras, tienen el mismo objetivo de romper España. Con Pujol aprendí que nunca tienen bastante y que las transferencias de competencias u otras cesiones no les aplacan, sino que les sirven para ampliar su apoyo social. El rebajar el delito de malversación y la derogación de la sedición es la antesala de mayores exigencias si Sánchez consigue repetir el gobierno de coalición. Junqueras quiere cesiones, como son un referéndum y la progresiva desaparición de la Administración del Estado en Cataluña.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).