Política
El complot
«Si a cinco meses de las elecciones municipales y autonómicas ya estamos en la retórica del golpismo y la conspiración, ¿qué será lo siguiente?»
Moncloa considera llegada la hora de utilizar armamento dialéctico pesado. Las palabras como revólveres ya no dañan lo suficiente. El enemigo está a las puertas, y ahora hay que sacar la artillería verbal más poderosa del arsenal: acusaciones de golpismo, efluvios del 23F, conspiraciones judeomasónicas… Complot.
Quien discrepa es incluido en la cada día más extensa lista de complotados: políticos, jueces, periodistas... Es una conjura de filofascistas, que ya fueron etiquetados de ese jaez en los primeros tiempos triunfantes de Podemos. Ahora, el Podemos gubernamentalizado ha perdido lozanía y, lo que en otro tiempo resultaba original por novedoso, ahora es risible por huero, baladí e insustancial. Lo que se repite demasiado y sin motivo, además de ser absurdo deja de significar lo que significaba.
Pero ahora que a nadie le importan los insultos que puedan proferir Podemos, sus ministras y las huestes circundantes, Moncloa ha acudido al rescate como un séptimo de caballería desbocado. La máquina de fabricar argumentarios que trabaja para el presidente ha decidido que sea el propio Pedro Sánchez quien sustituya a la desgastada vanguardia combativa morada. Los descalificativos proferidos por todo un presidente del Gobierno son siempre más impactantes que los de un youtuber.
En 2016, recién expulsado de la Secretaría General del PSOE por el Comité Federal de su propio partido, Pedro Sánchez le dijo a Jordi Évole que «me equivoqué al tachar a Podemos de populista; el PSOE tiene que trabajar codo con codo con Podemos». Seis años después, con Podemos codo con codo en el Gobierno, la condición de populista se ha esparcido hacia otras esquinas del Consejo de Ministros, y el sector socialista ha decidido asumir el discurso de sus coaligados. Sánchez habló de complot de la derecha y la ultraderecha apenas horas después de que su portavoz en el Congreso, Felipe Sicilia, hiciera compañero de escaño de la oposición al golpista Tejero. El complot consiste en discrepar del Gobierno.
Si a cinco meses de las elecciones municipales y autonómicas ya estamos en la retórica del golpismo y la conspiración, ¿qué será lo siguiente? No tardaremos en saberlo. Pónganse espinilleras.
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