Economía

Los precios y el día en el que Yolanda Díaz tuvo más razón

La teórica moderación de los precios –para algunos sonará a chiste– se debe sobre todo a que una buena parte de ellos están dopados con las subvenciones a los carburantes

Mark Twain (1835-1910) ha pasado a la historia por sus grandes obras –Tom Sawyer y Huckleberry Finn, entre otras– y por sus innumerables sentencias unas reales y otras apócrifas. Una de ellas reza que «es más fácil engañar a la gente que convencerla de que ha sido engañada», pero hay dudas sobre su autoría. Hay quien se la atribuye a Phineas Taylor Barnum (1810-1891), político fugaz en el Estado de Connecticut y famoso como empresario de circo, al que definió como «el mayor espectáculo del mundo». Su circo Barnum&Bailey fue el origen del histórico Ringling, que perduró durante casi 150 años, porque ofreció su última representación en 2017. «El algodón no engaña», decía el actor Peter Bland, en su papel de mayordomo, en un anuncio de éxito en la televisión española entre 1984 y 1896, con el que creció toda una generación.

Los precios tampoco engañan, aunque el Gobierno celebre el año con una inflación que se quedaría en el 5,8%, un punto menos que la de noviembre. Sin embargo, al margen de las percepciones en la calle y a la hora de hacer la compra, no todo es tan evidente. La inflación media –que es la manera más ortodoxa de medirla– ha sido en 2022 del 8,4%, la más alta en 35 años y la subyacente –que no cuenta la energía ni los alimentos frescos– campa por el 6,9%, después de repuntar seis décimas solo en diciembre. Además, la teórica moderación de los precios –para algunos sonará a chiste– se debe sobre todo a que una buena parte de ellos están dopados con las subvenciones a los carburantes, o a que sólo se tenga en cuenta la tarifa regulada de la luz, que solo afecta a la mitad de la población.

El Gobierno, consciente de que la inflación es letal, anuncia medidas para paliar los precios que, en muchos casos, son más propagandísticas que reales. La vice, Yolanda Díaz, por una vez, tiene razón cuando se proclama escéptica ante ciertas bajadas de IVA, aunque sus motivos sean otros. Reducir el IVA del 4% al cero en algunos productos es poco más que anecdótico y quizá inaplicable. Una barra de pan –pistola– que cuesta 80 céntimos pasaría a 77 céntimos sin ese 4% , es decir, un ahorro de ¡tres céntimos! y si una compra llega a 100 euros, la reducción serían ¡4! Es cierto que un grano no hace granero pero ayuda al compañero, como dice el refrán, pero no parece –también debería saberlo el PP– que la medida solucione el problema de la inflación, aunque sea difícil convencer a la gente de que ha sido engañada, lo dijera Twain o Barnum. ¡Feliz Año Nuevo! jrivases@larazon.es