Historia

Por qué los Reyes Magos vinieron de Oriente

El paso de los siglos, y la extensión del islam, cambió la perspectiva de Asia, que dejó de ser contemplada como lo había sido antes, a saber, como el sitio adelantado, sofisticado y rico

Respuesta: porque no podían venir de ninguna otra parte. La civilización brillaba al este del Mediterráneo. Ilustra la cuestión el libro de Peter Frankopan, «El corazón del mundo: Una nueva historia universal», que publica la Editorial Crítica, y que he leído por recomendación de mi amigo, Javier Chico de Guzmán, duque de Ahumada.

Ahora que resurge la ruta de la seda conviene tener presente sus remotos orígenes, cuando hubo prosperidad, cultura, urbanismo, sabiduría, lenguas y leyes. No por casualidad, había nociones protoliberales, como refleja la inscripción que conmina a Darío del Grande: «Mantén el país seguro, y cuida del pueblo con rectitud, pues la justicia es el cimiento del reino». Mezclados con episodios de violencia y de guerras sin cuartel, hubo también ejemplos de moderación y tolerancia hacia las minorías: por tal motivo el rey persa, Ciro, es elogiado en la Biblia. El cristianismo, por cierto, estuvo lejos de ser una exclusividad occidental, e incluso en la Edad Media había más cristianos en Asia que en Europa –«El éxito del cristianismo en Oriente ha permanecido en el olvido durante demasiado tiempo»–.

El paso de los siglos, y la extensión del islam, cambió la perspectiva de Asia, que dejó de ser contemplada como lo había sido antes, a saber, como el sitio adelantado, sofisticado y rico. Peter Frankopan rastrea esta compleja historia, con el avance de Europa y de las nuevas potencias occidentales, en particular Inglaterra, primero, y Estados Unidos, después, sin olvidar a Rusia, ni a Turquía. Esas naciones y otras mezclaron sus destinos en Asia, y cometieron terribles errores, que a la postre acabarían en las dos guerras mundiales y los totalitarismos del siglo XX, culminando con el terrorismo islamista.

Los acontecimientos están plagados de contradicciones y resultados inesperados, como los cambios de alianzas de los comunistas, primero con Hitler y después en su contra, y décadas más tarde con personajes como Sadam Husein u Osama Bin Laden, amigos y después enemigos de Estados Unidos. Y los productos y recursos económicos, desde la seda y las especias hasta los cereales, y, por supuesto, el petróleo.

El extenso texto de Frankopan adolece de ocasionales errores y simplificaciones, pero expone con acierto los avatares de esos «territorios vitales que unen Oriente y Occidente», el «centro de gravedad del mundo». De allí venían, claro, los Reyes Magos.