Opinión
Sí: más violaciones y maltratos…
«Regeneración», «transparencia» y «calidad democrática» han sido ideas machaconamente repetidas por Sánchez desde que intentó motivar la moción de censura precisamente en la urgente necesidad de preservarnos ante la amenaza que según él se cernía sobre nuestro sistema político por «la corrupción del PP». Dentro de cuatro meses se cumplirán cinco años de su acceso al poder, y ya tenemos claro conocimiento del valor de su palabra y sus obras, de las que acabamos de tener sobrada prueba una vez más esta semana en la reanudación de la actividad parlamentaria en el Congreso. En la reunión de este lunes de su Diputación Permanente se vetaron todas las comparecencias solicitadas por los grupos de la oposición –entre otras las de las Ministras de Igualdad y Justicia, Irene Montero y Pilar Llop, respectivamente– que pretendían informar del despropósito legal de que una ley presuntamente destinada a proteger a las mujeres frente a los maltratadores y violadores, la conocida como «Ley del solo sí es sí», supere todo lo imaginable, con beneficios de reducciones de penas de 262 condenados, y de ellos 27 excarcelados, desde su entrada en vigor hace tres meses. Explicaciones debidas y más obligadas que nunca por parte de un Gobierno que se autoproclama feminista y en realidad es ejemplo de auténtico «maltrato» parlamentario y oscurantismo.
En el momento de escribir estas líneas, mientras la ministra de Igualdad se permite acusar al PP de promover una cultura de la violación, su colega la Ministra podemita de Derechos Sociales Belarra insulta gravemente a un importante empresario por el mero hecho de serlo, tildándolo de «capitalista despiadado»; unos términos que descalifican al Gobierno del que ella forma parte y que definen el sanchismo. Una consejera del ejecutivo aragonés y referencia podemita en esa Comunidad, se permitió ayer adjetivar de «tragedia» lo que esa ley está causando, y ante la descalificación de Echenique y su llamada al orden, se retractó al momento alegando, como siempre, que sus palabras «habían sido tergiversadas».
Por último, una reflexión al hilo de la actualidad sobre Dani Alves y la cascada de noticias de violaciones y abusos por parte de maltratadores, que son una enmienda de totalidad al tan feminista Gobierno de Sánchez: da la impresión de que cuanto más se informa de esa execrable lacra, más casos se producen, con una política de comunicación opuesta a la que se sigue en relación al suicidio, del que no se informa por evitar provocar un efecto «imitación». Hasta el momento no consta una respuesta pública convincente al respecto. Hablaremos de ese número uno de la Complutense.
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