Terrorismo
El merecido homenaje que Benidorm debe ofrecer a las Fuerzas de Seguridad
Guardia Civil, Policía y la colaboración del FBI, evitaron lo que hubiera sido una auténtica masacre
El yihadismo, como cualquier terrorismo, busca causar el miedo, la inhibición y, como dicen sus “teóricos”, el “desestimiento”. Que la ciudadanía renuncie a enfrentarse con un fenómeno que lo que busca es destrucción de la sociedad en la que vive.
En vez de enfrentarse, cada uno en la medida de sus fuerzas contra los malos, se opta por disfrazar lo que es un peligro real y creciente. Y muchos de los gobiernos occidentales están a la cabeza de la manifestación. Lamentable.
En cuanto se encuentra el más mínimo resquicio y casi siempre lo hay, al terrorista se le convierte en enajenado, como si sus horripilantes crímenes, fruto de su fanatización religiosa, no tuvieran consecuencias penales. Además, se deja a las víctimas desprotegidas y sin las ayudas que legalmente les corresponden.
Por cierto, al hilo de justificar en el Corán sus crímenes como hacen los terroristas, los siguientes datos facilitados por un experto: “yihad” significa “esforzarse” o “forzarse a sí mismo”, se trata de un esfuerzo personal llevado al límite. Aparece treinta y cinco veces en el Corán. En veintidós, el significado es esfuerzo o superación en la conducta propia y colectiva; en tres, elevación espiritual de los creyentes; y en diez, guerra defensiva (nunca ofensiva). Nunca para obligar a nadie a convertirse al Islam, ni como venganza de sus adversarios.
En lo de los terroristas yihadistas, no ocurre, a diferencia de Europa, lo mismo en los Estados Unidos, donde un día sí y el otro también, tenemos noticias de condenas, casi todas superiores a 20 años, por el mero hecho de haber colaborado, o haberlo intentado, con estas bandas. Y cuando se detiene al autor de un crimen de esta etiología o que ha formado parte de dichos grupos, las sentencias se ven agravadas. Ocultar un problema no conlleva su inexistencia.
Vienes al caso estos comentarios por la alarma que causó la noticia de la detención de un presunto yihadista, contra el que la Guardia Civil y la Policía, con la ayuda del FBI, han acumulado una serie de evidencias irrefutables. Pretendía atentar contra unos símbolos emblemáticos de nuestro turismo: Benidorm. Hubo quienes, con su mejor intención, dentro del ambiente antes descrito, sugirieron que la noticia debía haber sido ocultada, o al menos no haber sido difundida por distintos medios de comunicación, entre ellos LA RAZÓN en primicia. Una pregunta ¿qué hace más daño a ese turismo, que se hubiera consumado el atentado, con sus terribles consecuencias, o facilitar la información, que sólo puede producir alegría y tranquilidad por el daño evitado? Una sugerencia: está faltando tiempo para que las entidades concernidas, el Ayuntamiento y el sector hostelero, organicen un homenaje, con un expreso reconocimiento de la ciudad, a los agentes que han evitado la masacre. Qué gran gesto de una población que, si de algo puede presumir, es de su empatía con los que la visitan y, en este caso, la defienden.
La próxima semana conoceremos la calificación de los terribles hechos acaecidos esta semana en Algeciras, con el balance de todos conocido. Cada día que pasa se transmite a la opinión pública que el autor del asesinato del sacristán y las heridas a otras personas, no pasa de ser enajenado que, eso sí, según las investigaciones realizadas de las que dan cuenta los medios de comunicación, consumía propaganda yihadista.
Un individuo que, según esos indicios, se fanatizó en dos meses y pasó a tener el comportamiento habitual de los yihadistas, no puede tener la cabeza muy bien amueblada. Pero es un asunto cuyas consecuencias no pueden recaer sobre sus víctimas, que bastante están sufriendo.
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