Política

La utilidad del Parlamento

«Mostrar las vergüenzas en público a cuatro meses de las elecciones no es lo que más apetece al presidente»

Es costumbre en España que cada presidente que llega al Palacio de La Moncloa se comprometa a convertir el Parlamento en el centro de la vida política, concediendo al poder legislativo el protagonismo que le otorga la Constitución. Conforme esos presidentes se asientan en el poder, el Parlamento tiende a diluirse.

Con el actual gobierno de coalición, la jibarización del rol parlamentario ha alcanzado valores notables. Y ocurre cuando más atomizadas están las cámaras, ante la presencia de un amplio número de partidos. Esa multiplicación de voces debería dar al Congreso y al Senado un vigor del que, sin embargo, carecen. Y la principal prueba es la tradición de que Moncloa gobierne por decreto.

El artículo 86.1 de la Constitución establece que «en caso de extraordinaria y urgente necesidad, el Gobierno podrá dictar disposiciones legislativas provisionales que tomarán la forma de Decretos-leyes». España debe vivir en una permanente situación de extraordinaria y urgente necesidad, porque Moncloa se ha convertido en una fábrica de decretos-leyes.

Pero existe otra función de las cámaras legislativas, y es la de debatir los asuntos relevantes después de que el gobierno informe sobre ellos. El último ejemplo de que eso ocurre poco es la decisión de enviar carros de combate a Ucrania. Es una cuestión de Estado en la que, una vez más, el presidente del Gobierno tiene el apoyo de la oposición, y la oposición de sus socios. No se puede hurtar el necesario pleno parlamentario específico sobre algo tan importante, después de que el presidente explique los motivos con detalle. El problema para Moncloa es que tal debate evidenciaría ante la opinión pública los desajustes en la coalición de gobierno, y entre esa coalición y sus socios parlamentarios. Y mostrar las vergüenzas en público a cuatro meses de las elecciones municipales y autonómicas no es lo que más apetece al presidente.

Hace pocos días, cuando Estados Unidos decidió enviar sus tanques Abrams a Ucrania, quien lo anunció fue el presidente Biden. Y cuando Alemania decidió el envío de sus Leopard, el canciller Scholz compareció en el Bundestag. Que España haga lo mismo merece una comparecencia.