Tribuna

¿Acuerdo con Gibraltar? II

Los gibraltareños ven asegurada la prosperidad de la colonia y la continuidad de su modelo económico, parasitario del español

Hace algún tiempo escribí en este mismo medio sobre las enormes dudas que generaba un hipotético acuerdo sobre Gibraltar, per el Gobierno que tenía ante sí una oportunidad única para avanzar en nuestra histórica reclamación ha preferido cerrar un acuerdo cuyas ventajas están por ver, pero cuyos inconvenientes resultan evidentes.

El acuerdo entre España, Reino Unido y la UE sobre Gibraltar ha sido presentado como un «hito histórico» que promete una supuesta «prosperidad compartida», pero que en realidad supone consolidar la de Gibraltar.

Más allá de la fácil retórica oficial y la celebración de las partes directamente beneficiadas -el Gobierno británico y el de Gibraltar, este último especialmente eufórico-, lo que conocemos del pacto, ya que aún no está ultimado, encierra riesgos significativos para la reclamación española de su soberanía y para los intereses económicos de España, que podrían verse muy comprometidos en beneficio del Reino Unido y Gibraltar.

1.- Se refuerza la soberanía británica. Sin perjuicio de que, según el derecho internacional, ninguna metrópoli tiene soberanía sobre sus colonias, lo cierto es que uno de los elementos más preocupantes del acuerdo es que, lejos de avanzar en la reivindicación española sobre Gibraltar, el texto y las declaraciones de los responsables británicos destacan que el acuerdo refuerza la soberanía británica sobre el Peñón. El ministro de Exteriores británico ha insistido en que la «soberanía del Reino Unido sobre Gibraltar, incluidas sus aguas territoriales, sigue siendo sacrosanta e irrefutable», y que el acuerdo incorpora una «cláusula de soberanía» que elimina cualquier duda sobre la misma. Incluso afirma que «España reconoce la soberanía de Gibraltar y su relación con el Reino Unido en ese acuerdo y se verá ese detalle en el tratado». Aunque el Gobierno español afirma no haber renunciado a su reclamación, la realidad es que el acuerdo consolida el statu quo británico y, en el mejor de los casos, deja la reivindicación española en un plano meramente simbólico.

2.- Participación de Gibraltar como parte negociadora. Por primera vez, Gibraltar ha participado como parte activa junto con España, Reino Unido y la UE en las negociaciones. Esta legitimación internacional del Gobierno gibraltareño supone un precedente sumamente peligroso.

3.- Reconocimiento implícito de fronteras. El modelo de «controles duales» en el puerto (Picardo dice que no existirán) y el aeropuerto (que igualmente afirma que se realizarán desde territorio español) deja en entredicho el control español pero implica de facto un reconocimiento de la frontera entre España y Gibraltar, algo que España nunca había reconocido, sobre todo sobre el istmo que nunca fue cedido al Reino Unido. Esta decisión puede ser interpretada como una cesión en la posición española, ya que la UE nunca había reconocido Gibraltar como frontera exterior.

4.- Perpetuación de la presencia militar británica. El acuerdo garantiza la «autonomía operativa plena» de las instalaciones militares británicas en Gibraltar. España no consigue ningún avance en la reducción o supervisión de esta presencia militar, que sigue siendo un serio obstáculo para la reclamación de su soberanía.

5.- Consolidación del régimen fiscal gibraltareño. El acuerdo mantiene la soberanía fiscal de Gibraltar, que no aplicará el IVA y seguirá contando con un régimen tributario propio y sumamente privilegiado, con impuestos directos notablemente bajos o inexistentes. Aunque se habla de una «convergencia fiscal» para evitar distorsiones en la competencia (especialmente en el tabaco), la realidad es que Gibraltar seguirá siendo un territorio fiscalmente atractivo (con impuesto de sociedades del 12,5% y un régimen offshore exento y otras ventajas) sin someterse a la fiscalidad española o europea para empresas británicas y de terceros países que quieran operar en la UE. Esto perpetúa la competencia desleal para el Campo de Gibraltar y para el conjunto de la economía española. Además, supondrá un aumento significativo de gibraltareños que vivirán con precios más asequibles en España -aunque lo nieguen u oculten- disfrutando de nuestros servicios públicos pero pagando impuestos en la colonia.

6.- Atractivo para la inversión extranjera a costa de España. Al garantizar la estabilidad jurídica y la libertad de movimiento de personas y mercancías, Gibraltar se convierte en una puerta de entrada privilegiada para empresas que deseen acceder al mercado europeo desde un régimen fiscal ventajoso. Esto puede atraer inversiones en detrimento del Campo de Gibraltar, agravando la brecha de renta entre ambos territorios.

7.- Pérdida de significativa de influencia. El levantamiento de la Verja y la eliminación de controles físicos eliminarán una de las principales herramientas de influencia que España podía ejercer sobre Gibraltar en la lucha contra actividades ilícitas (contrabando, blanqueo de capitales, etc.).

8.- Beneficio directo para la economía gibraltareña y británica. Los gibraltareños ven asegurada la prosperidad de la colonia y la continuidad de su modelo económico, parasitario del español, basado en los servicios financieros, el juego online, el comercio libre de impuestos y otros de carácter menos transparente, lo que es radicalmente injusto.

Tomás Torres Perales Comandante de Caballería y abogado. Academia de Ciencias y Artes Militares