Y volvieron cantando

La agenda derogadora del PP

Tocará derogar con pulso firme y no mirar hacia otro lado

Si a diferencia de lo ocurrido con otros gobiernos del PP instalados en el remoloneo derogador cuando accedían al poder Alberto Núñez Feijóo decide –caso de llegar a la Moncloa– afrontar la reforma o eliminación de no pocas leyes sacadas adelante por el gobierno social comunista y sus socios del Frankenstein, estaremos hablando de una labor verdadera y auténticamente ciclópea. Los populares, tanto en el caso de Aznar como en el de Rajoy, se encontraron sobre la mesa legislaciones agilizadas y ya instaladas por los socialistas como hechos consumados siendo tal vez la más emblemática la del aborto. La opción fue silbar y mirar hacia arriba sencillamente porque el pragmatismo político decía que «no tocaba» por mucho que chocase con el ADN del PP, pero de recuperarse el gobierno por parte de la derecha cuando acabe –pronto o tarde– esta legislatura, la agenda derogadora será tan evidente que Feijóo podría pasarse gran parte de su mandato contralegislando normas que de ninguna de las maneras pueden guardarse en un cajón, como hizo por ejemplo Aznar durante ocho años con la ley del aborto.

Deberá añadirse a todo ello la casi segura eventualidad de que, con mayor o menor fuerza, Vox tendrá mucho que decir a la hora de un regreso de los populares al gobierno de la nación y como ya está ocurriendo en comunidades autónomas donde cogobiernan las derechas –véase lo ocurrido con la memoria histórica– la vigilancia de los de Abascal va a ser especialmente severa para evitar «remoloneaos» en un capítulo derogador que sin embargo siempre se ha afrontado sin complejo alguno por el PSOE cuando ha llegado al poder, léanse en este caso los giros de timón en política exterior con la retirada de tropas de Irak o en materia legal la derogación del plan hidrológico nacional, gran obra del gobierno Aznar, por parte de Rodríguez Zapatero. La ley de amnistía a la medida de Puigdemont, la memoria histórica, la normativa educativa y sanitaria, la «regeneración democrática» en ciernes y un largo elenco de medidas del gobierno sanchista sacadas adelante para apuntalarse en el poder a cualquier precio son demasiado lastre para el país. Demasiada carga nociva para los ciudadanos de todo el estado vivan donde vivan. Tocará derogar con pulso firme y no mirar hacia otro lado.