El trípode
Ahora el Frankenstein «progresista»
Lo preocupante y triste es que estas tan «progresistas» políticas sean apoyadas por millones de votantes.
Tras recuperarse de su «infección por covid» (sic), afortunadamente ya superada su trágica letalidad, Sánchez reapareció con un mitin fuera de lugar, utilizando la sede de la CEOE para efectuar su debut cual si estuviera interviniendo ante sus palmeros de Ferraz, e intercambiando complicidad y sonrisas con el presidente de la patronal Garamendi, en el papel al que nos tiene acostumbrados la vicepresidenta Yolanda Díaz. La siguiente intervención fue ayer en Galicia, donde con total contundencia aseguró que habrá un gobierno «progresista». Sin perjuicio del acreditado valor de su palabra ante sus tan frecuentes y reiterados «cambios de opinión», resultó conmovedor escuchar entre aplausos al líder gallego de su partido, dirigirse hacia él y presentarle ante sus conmilitones diciéndole –en relación a la ley de amnistía–: «Pedro, haz lo que tengas que hacer. Este partido sabe pasar página». Sólo le faltó añadir: «y taparse la nariz y mirar para otro lado». Es una clara descripción de lo que es el sanchismo, sin límites éticos y morales de ningún tipo para conseguir y retener el poder. «Habrá un gobierno progresista», le contestó «Pedro». Ya sabemos que «Pedro» ha transformado un gobierno Frankenstein en un gobierno «progresista» de tal modo que Otegi y Puigdemont son «progresistas» y por supuesto los nacionalistas vascos y Esquerra Republicana de Cataluña, también. Y no digamos del comunismo, tanto el liderado por Yolanda como el podemita de Belarra y Montero.
Como sus socios y aliados ya le tienen tomada la medida, ahora los cinco diputados podemitas del sumatorio de 31 de Yolanda, le recuerdan que tienen tantos escaños como el PNV y exigen su cuota de poder: un ministerio para Irene Montero y que sea el de Igualdad. Sólo le faltó añadir a Belarra que es un reconocimiento obligado a su ejemplar ley para garantizar la libertad sexual e igualdad de las mujeres, y para que pueda seguir en el puesto ya que «solo» ha rebajado las penas a 1155 maltratadores , abusadores y violadores, poniendo en libertad «escasamente» a 117 de ellos. Pedro (Sánchez) siguió su arenga recordando que ya había dicho que «buscaría votos hasta debajo de las piedras» para seguir haciendo políticas «progresistas» garantizando la igualdad y la concordia entre los pueblos de España. Así que ya sabemos: la igualdad con Montero y la convivencia entre los españoles asegurada por ejemplares españoles como Otegi y Puigdemont. Lo preocupante y triste es que estas tan «progresistas» políticas sean apoyadas por millones de votantes. Y no digo de españoles, porque sus aliados reniegan de España y de su condición de tales.
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