
Eleuteria
Un ajuste social
El saneamiento presupuestario y la estabilización macroeconómica ejecutados por Milei explican, en lo sustancial, que millones de argentinos hayan abandonado la pobreza en el último año
De acuerdo con datos de UNICEF, organismo dependiente de Naciones Unidas, durante el último año 1,7 millones de niños han salido de la pobreza en Argentina. La cifra, que debería haber suscitado titulares de reconocimiento, ha sido recibida con incomodidad en ciertos sectores que siguen empeñados en negar los efectos positivos de la política económica de Javier Milei.
El propio representante de UNICEF en Argentina, Rafael Ramírez Mesec, ha subrayado lo llamativo de este fenómeno: en medio de un fuerte ajuste del gasto público –cinco puntos porcentuales del PIB– la pobreza infantil ha caído de manera sustancial. Aunque algunos intentan presentar esta reducción como un fenómeno meramente coyuntural, no hay en realidad ninguna contradicción entre ajuste fiscal y descenso de la pobreza. Al contrario: es precisamente el ajuste lo que ha permitido empezar a revertir la decadencia estructural de la economía argentina.
Recordemos el punto de partida. Argentina arrastraba una gravísima crisis de insolvencia estatal que derivaba en altísima inflación. Esta inflación, a su vez, no sólo erosionaba la capacidad adquisitiva de los argentinos, sino que agravaba el empobrecimiento generalizado de la sociedad. Frente a este cuadro de descomposición, la consolidación fiscal implementada por Milei ha devuelto la solvencia al Estado, estabilizando la macroeconomía, conteniendo la inflación y permitiendo el reinicio de un crecimiento económico sostenible.
Evidentemente, la fuerte reducción de la pobreza en 2024 es consecuencia de estas dos dinámicas: menor inflación y crecimiento económico. Que UNICEF lo reconozca públicamente tiene especial mérito, considerando el empeño de muchos críticos por descalificar los logros de la política económica actual. Paradójicamente, cuando en el primer semestre de 2024 la pobreza alcanzó su pico –producto de los efectos iniciales del ajuste antes de que la estabilización surtiera efecto– esas mismas voces defendían la plena fiabilidad de las estadísticas oficiales. Ahora, cuando la pobreza cae por debajo de los niveles que Milei heredó, cuestionan los mismos datos que antes alababan.
Algunos objetan que esta reducción de la pobreza no se debe al ajuste fiscal, sino al incremento de partidas específicas como la Asignación Universal por Hijo o la Tarjeta Alimentar. Sin negar que estas políticas sociales han tenido una contribución marginal positiva, los propios datos demuestran que su impacto ha sido limitado. Según las estimaciones del economista Martín Rozada, sin ese incremento de gasto la pobreza habría sido sólo 1,8 puntos superior: es decir, que habría caído igualmente muy por debajo del nivel heredado.
En definitiva, el saneamiento presupuestario y la estabilización macroeconómica ejecutados por Milei explican, en lo sustancial, que millones de argentinos –incluidos 1,7 millones de niños– hayan abandonado la pobreza en el último año. Un éxito que, pese a la incomodidad de algunos, ya ni siquiera la ONU puede ocultar.
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