Editorial

Una alternativa para rescatar la democracia

El caudal programático de los populares resulta notable y emana de ese concepto sagrado que es la libertad en todos los ámbitos de la vida nacional

Alberto Núñez Feijóo ha presentado el programa marco del PP de cara a las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Es una cita clave para el interés de la nación y demandará de los partidos que aspiran a derrotar al sanchismo y robustecer la alternativa a la izquierda una voluntad y unas ideas firmes y decididas porque lo que aguarda por delante no será una contienda homologable a los tiempos en que la llamada nueva política ni estaba ni se la esperaba. Si algo ha demostrado la izquierda Frankenstein, toda ella, es que carece de límites y profesa con devoción la consigna de que el fin justifica los medios. Núñez Feijóo sabe lo que está en juego, lo ha detallado en más de una ocasión, y de nuevo lo ha hecho en el acto político de Guadalajara con los ejes principales de la oferta programática de los populares. Que no se afronte la indiscutible crisis nacional con paños calientes nos parece un buen principio. El líder de la oposición lo ha resumido certeramente: «una España económicamente estancada», que ha «debilitado» las instituciones y que tiene «más personas en riesgo de pobreza que nunca». Estamos en un proceso decadente como consecuencia de los años del peor gobierno posible, cuyas decisiones, la mayoría erradas, han sido incapaces de compensar y combatir los estragos de tragedias globales como la pandemia o la guerra de Ucrania y que, por el contrario, han funcionado como catalizadoras de un proyecto contra la división de poderes y de colonización de los principales resortes del estado. Frenar todo el intenso deterioro de la economía y de las instituciones será una tarea tan crucial como hercúlea por mucho que el PP haya acumulado experiencia sobrada en gestión y disponga de cuadros capacitados y bregados, con sus gobiernos autonómicos como la referencia. Entendemos fundamental y un giro de paradigma respecto de la etapa sanchista que Feijóo bascule el foco del interés primario de su ejecutivo hacia los problemas de la gente, «mejorar la vida de los ciudadanos», que es lo que encumbra y da sentido a la labor de un gobernante. A diferencia de la retórica y la propaganda oficiales, la izquierda ha arrumbado el bien común, el de las familias y el de las empresas, al servicio del fin particular de un proyecto ideológico, de ingeniería social, y de subversión del orden político y social de la España constitucional. El caudal programático de los populares resulta notable y emana de ese concepto sagrado que es la libertad en todos los ámbitos de la vida nacional. La recuperación del equilibrio y el juicio económicos para compensar el caos populista y el deber de convertir tanta precariedad en esperanza para la gente. Proteger con los medios necesarios los servicios públicos y el estado del bienestar, con los que el PP ha estado siempre comprometido. Restablecer la seriedad, el rigor, la honestidad y el respeto. El imperio de la ley, hoy tan maltratado... A España le urge ese cambio que debe ser catarsis.