Mar en calma

Ambulancia del Deseo

Las lecciones más profundas se aprenden en medio de la tormenta

Tuve la suerte de participar en la gala anual de la Ambulancia del Deseo, una fundación con sede en Murcia que cumple los últimos deseos de personas con enfermedades crónicas o en cuidados paliativos, que requieren una ambulancia y asistencia sanitaria para poder llevarlos a cabo. Se trata de irte feliz y en paz porque ofrecen felicidad y dignidad. Esa es justo la esencia: el poder de acompañar y el amor como la mejor medicina. Además, premiaron diferentes proyectos por su labor humanitaria. Precisamente su andadura comenzó en un evento de humanización de las urgencias en 2018. La atención incluye a todos: al paciente, a la familia, al cuidador, al voluntario.

Todos tenemos también algo que aportar y como se dijo durante la gala: lo más potente y transformador es lo hacemos desde el corazón. Me encantó conocer a tantos médicos implicados con el alma en los cuidados paliativos. Estar cerca de quienes emprenden un viaje a la eternidad, cambia la mirada. Además de vivir de una forma más consciente, uno aprende que siempre hay espacio para el amor y el humor que es tan poderoso como cualquier tratamiento.

Existe la posibilidad de un final digno. La Ambulancia del Deseo obra sueños, despedidas y reconciliaciones, algo necesario y revolucionario. Ayudan al entorno a transitar el duelo y devuelven esa esperanza perdida. Sentirse visto, reconocido, abrazado… ahuyenta la soledad, principal enemiga de la muerte. El humor incondicional del que nos habló el artista y humorista Ángel Rielo, alivia, oxigena y libera. Al final del camino no importan los diagnósticos sino los vínculos. Lo que de verdad nos salva es el amor que nos llevamos. Siempre hay esperanza, especialmente estando cerca de quien escucha y acompaña.

Las lecciones más profundas se aprenden en medio de la tormenta. Es precisamente ahí cuando no hay otra opción que abrazar el dolor y entender que solo nos queda cooperar incondicionalmente con lo inevitable.