
A pesar del...
Los amiguetes del poder
El acceso a los que toman decisiones políticas y legislativas es cada vez más importante para las empresas, dado el enorme intervencionismo que caracteriza a la economía moderna
Cada vez que estalla un caso de corrupción política, los socialistas de todos los partidos se apresuran a señalar a los que pagan, y arrecian las consignas habituales sobre que no hay corruptos sin corrompedores. En realidad, el papel de los amiguetes del poder, es decir, de las personas de fuera de la política que se acercan a ella para obtener beneficios, que comparten con políticos y burócratas, y que paga el pueblo en su conjunto, ha sido denunciada por los economistas liberales desde Adam Smith hasta Mancur Olson.
Los economistas han hecho algo más. Independientemente del juicio que nos merezcan los trapicheos entre empresarios y políticos lo cierto es que sus enjuagues son importantes a la hora de determinar el valor de las empresas. Analizaron el tema dos profesores de la Universidad de Illinois, J.R.Brown y J.Huang, en un artículo que parafrasea el título de la famosa película sobre el caso Watergate: «All the president’s friends: Political access and firm value», Journal of Financial Economics, noviembre 2020.
El acceso a los que toman decisiones políticas y legislativas es cada vez más importante para las empresas, dado el enorme intervencionismo que caracteriza a la economía moderna. En efecto, no es posible alegar seriamente que vivimos en una economía capitalista, liberal o de mercado. El gasto público y los impuestos alcanzan récords históricos. Asimismo, «los Estados afectan a las actividades económicas no sólo mediante las regulaciones sino en tanto que clientes, financiadores y socios de empresas en el sector privado».
Se basan en una evidencia empírica novedosa: la relación de reuniones mantenidas por directivos de las 1.500 mayores empresas con altos funcionarios del Gobierno Federal americano. Analizan los encuentros entre 2009 y 2015. Identifican unas 2.300 reuniones en la Casa Blanca. Como cabía esperar, «las empresas que gastan más en lobbying, las que obtienen más contratos públicos, y las que registran una cuota mayor de los mercados, es más probable que tengan acceso a funcionaros federales influyentes». Pero, además, «las reuniones de los altos directivos empresariales con funcionarios de la Casa Blanca son seguidas por unos retornos acumulados positivos anormales… también notamos que el resultado depende fundamentalmente de reuniones con el presidente y sus allegados».
Y se trata de Estados Unidos, un país con un entramado institucional de frenos y contrapesos probablemente más sólido que el nuestro.
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