Y volvieron cantando

Amnistía y capitulación

Es ahora, aprobada la amnistía, cuando empieza el goteo de la gran capitulación y la campaña catalana será el primer escaparate

¿Qué nuevas exigencias se pondrán sobre la mesa desde el separatismo y cuánto tardará Sánchez en decir que sí? Estas son las dos grandes preguntas ya planteadas tras la aprobación de la ley de amnistía y la convocatoria electoral catalana. El «lo volveremos a hacer» es solo por el momento un brindis al sol elevado por los protagonistas del «procés», sabedores de que, antes de volver a sacar los pies del tiesto quedan todavía muchas concesiones por conseguir de un gobierno cuya fortaleza parlamentaria es solo proporcional a su debilidad frente a unos pocos votos. Ahora lo que toca es exprimir al máximo la gran oportunidad que brinda una legislatura impensable hasta para los más optimistas del separatismo. Después, cuando la vaca haya sido convenientemente ordeñada, tal vez con el regreso del PP al gobierno de la nación, con un código penal castrado frente a la sedición, la traición o el terrorismo y con un tribunal supremo convenientemente desautorizado y desacreditado, podría llegar el momento de volver a intentar otra machada con un gobierno «opresor» ya de vuelta a La Moncloa.

Puigdemont y el ruidoso elenco de mariachis soberanistas saben mejor que nadie que, a pesar de indultos y amnistía, su golpe fue parado por la fortaleza de un estado en el que el poder judicial aplicó la ley con toda contundencia, por eso la actual hoja de ruta se centrará en continuar con el proceso de carcoma en los pilares del estado vía chantaje político, pero con las estridencias justas. La debilidad del presidente del Gobierno tras los comicios catalanes pondrá sobre la mesa exigencias susceptibles de otro «sí» socialista, como la fiscalidad propia para Cataluña, la reforma de delitos como el de terrorismo dando la vuelta a lo ya reformado en 2015, las selecciones deportivas propias o la mismísima desaparición de la Audiencia Nacional, todo ello además con los faros bien enfocados hacia la media distancia del referéndum y la idea de la autodeterminación, en una operación encaminada sobre todo a sentar como primera base la anuencia desde Europa ante una supuesta legitimidad de las exigencias independentistas. Antes por supuesto Esquerra y Junts habrán conseguido triplicar el número de beneficiados por la amnistía sobre la cantidad ya de por sí grosera e inmoral estimada por el Gobierno.

Es ahora, aprobada la amnistía, cuando empieza el goteo de la gran capitulación y la campaña catalana será el primer escaparate.