Parresía

Ana Obregón, a examen

Resultaría más oportuno que el debate público se centrara en cuestiones que afectan a nuestro bolsillo, a nuestra seguridad, a nuestra política

Mira que han ocurrido cosas esta semana, pero otra portada de Ana Obregón en HOLA ha sido capaz de desbaratar la importancia del resto de la actualidad y de trascender, incluso, nuestras fronteras. Ana Obregón, madre y abuela. Ana Obregón, ¿egoísta o valiente? Ana Obregón, ¿demasiado mayor para criar? ¿Tendrá problemas con la Justicia al registrar a su bebé en España? Resultaría más oportuno que el debate público se centrara en cuestiones que afectan a nuestro bolsillo, a nuestra seguridad, a nuestra política. Pero la emoción, una vez más, puede con lo racional. Y el debate sobre la gestación subrogada sigue sin estar resuelto. Parece mentira, con los miles de niños españoles nacidos ya por esa vía.

Te pasará lo mismo que a mí: No solo conozco casos de famosos que han optado por la subrogación. Tengo cerca a varias parejas gays que han sido padres de esa manera, yéndose al extranjero. Varias amigas heterosexuales, a los cuarenta y tantos, sin pareja estable, han recurrido a clínicas españolas para ejercer la maternidad en solitario, y les va de maravilla con sus niños (sin figura paterna). Efectivamente, hace ya mucho que conviven diferentes tipos de familias en nuestro país. ¿Vamos a poner ahora el grito en el cielo? ¿En España? Si aquí podemos abortar a los 16 sin consentimiento paterno, podemos elegir una eutanasia, podemos cambiarnos de sexo con facilidad... La ciencia nos ha cambiado y nos seguirá cambiando.

Ojalá nunca tenga que verme en la situación terrible de ver morir a mi hijo. Pero ya te adelanto que si él me pidiera, como última voluntad, dejar descendencia, esta que te escribe actuaría. Sí, una madre como yo empatiza con la explicación que se nos ha ofrecido, y no se atreve a unirse al carro de las críticas furibundas.

Hace unas horas escuché la –a mi juicio– atinada reflexión del psiquiatra José Carlos Fuertes en Espejo Público. Explicaba el doctor que España entera lleva días examinando a Ana Obregón con maldad, como si fuera un microbio, y no le parecía justo tanto ensañamiento.

Es cierto que su maternidad demasiado tardía y el derecho de la recién nacida a la intimidad generan un comprensible rechazo social. Sobre lo primero, no dudo del inmenso amor que recibirá la pequeña, y quiero pensar que Obregón lo tiene todo más que pensado y planificado (tutores legales y familiares que se harían cargo de su hija/nieta, en caso de fallecimiento). Sobre lo segundo, buena parte de los beneficios que obtenga de la revista HOLA irán a la fundación de su hijo contra el cáncer. El resto, a la postre, será para la recién nacida. Habrá que ver, eso sí, hasta dónde llega la exposición pública de la menor. Por lo demás, mis mejores deseos para esa abuela y su nieta.