
Apuntes
Ánimo, Pedro, a por los doscientos mil abortos
Lo que no se ha logrado con la vivienda y los salarios se ha conseguido con el aborto, que lleva dos décadas de crecimiento
Será una de esas tonterías conspiranoicas, propias de estos tiempos del Instagram y el Twitter, pero no se me quita de la cabeza que uno de los últimos grandes triunfos del macho dominante de la raza humana es la banalización del aborto y, sobre todo, haber instalado en el pensamiento colectivo de la mujer esa milonga de que se trata de un derecho irrestricto que le pertenece a ella sola y que ella sola está facultada para gestionar. Que el tipo que puso los espermatozoides carece de facultad alguna para decidir y, por lo tanto, no tiene más que una responsabilidad atenuada –si es que la tiene, que es discutido por las más abnegadas feministas–, en el acto de la interrupción voluntaria del embarazo. En términos más sencillos, que ahí se las arreglen las tías, que es su derecho y tal.
Y no se me va de la cabeza desde que me dio por poner en paralelo las campañas de incitación al aborto de la progresía, cada vez más descarnadas, con los avances en materia de identificación del ADN, esa técnica que pone apellidos sin lugar a duda a cualquier nacido de madre, y los follones añadidos en forma de juez de familia y pago de pensión alimenticia y a cubrir los gastos del colegio hasta los 18 años. Y si, además, el lío era extramarital, pues no te arriendo la ganancia.
Pero, claro, con los métodos anticonceptivos que hoy están a disposición de hombres y mujeres, con las enormes posibilidades de informarse con los nuevos medios de comunicación, mucho descuido me parece 680.000 embarazos de penalti, que es el número de abortos practicados en España desde que Pedro Sánchez, adalid de esta práctica, es presidente del Gobierno.
No me apeo del burro en lo de la conspiración machista, pero debe haber otro tipo de causas para que una mujer decida acabar con la vida que crece en su seno. Por ejemplo, se me ocurre, la pobreza y el desarraigo, dado que un 25 por ciento de los abortos se practican en mujeres inmigrantes iberoamericanas; otro, la creencia extendida entre las más jóvenes de que los hijos son un obstáculo para su desarrollo personal y profesional, puesto que la inmensa mayoría de los abortos se practican en mujeres entre los 20 y los 34 años, pero vaya usted a saber, que los derechos están para ejercerlos y la izquierda, en esto de los derechos, no te pasa ni una. Pero desde ese punto de vista, tan progre, parece extraño, con el éxito de sus políticas abortistas, la insistencia en proteger constitucionalmente e, incluso, promover aún más el aborto en España, tratando de liquidar cualquier opinión en contra, buscando la condena penal de quienes rezan frente a los abortorios, intimidando a los médicos con listas negras y tildando de cavernícola a extinguir a cualquiera que ose plantear un cambio legal, que ahí tenemos a los populares, salvo a Ayuso, faltaría más, siempre acojonados.
Deberían tranquilizarse Pedro Sánchez y las Belarras, siempre de los nervios ideológicos, porque lo que no han conseguido en el campo de los salarios y la seguridad en el empleo, lo que no han podido lograr en el ámbito de la vivienda, lo han conseguido con el aborto. Desde hace dos décadas, las interrupciones crecen a un 25 por ciento anual. En 2024, fueron 106.172 abortos. Así que ánimo, Pedro, y a por los 200.000.
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