El trípode

El ateísmo hoy es acientífico

El materialismo y el ateísmo que parecían ser la única creencia basada en el veredicto inapelable de la ciencia y la razón, han pasado a ser una simple creencia irracional más

Durante cerca de cuatro siglos, de Copérnico a Freud pasando por Galileo y Darwin, la ciencia pareció demostrar que el Universo no necesitaba recurrir a un Dios Creador para explicar su existencia. Incluso el pasado siglo comenzó con una aparente imposibilidad de hacer compatible la Ciencia con la creencia en Dios. Pero ya antes de mediado el siglo, los descubrimientos de la teoría de la relatividad, la mecánica cuántica y muchos más, se fueron sucediendo unos tras otros, alcanzando con el Big Bang su punto culminante para acreditar todo lo contrario, es decir, que el Universo tuvo un comienzo y que exige científicamente la existencia de un Ser creador.

El materialismo y el ateísmo que parecían ser la única creencia basada en el veredicto inapelable de la ciencia y la razón, han pasado a ser una simple creencia irracional más. Hace unas semanas escribimos acerca de una obra de gran éxito editorial de José Carlos González-Hurtado, presidente en España de la cadena católica EWTN, acerca de las «Nuevas pruebas científicas de la existencia de Dios», y hoy comentamos otra más. Los autores de la misma son dos ingenieros católicos franceses de título, «Dios, la Ciencia, las Pruebas» subtitulada «El albor de una revolución». Prologada por el Premio Nobel de Física Robert W. Wilson y por Elvira Roca Barea en su edición española que ya va por la 4ª. En Francia la patria del racionalismo y el laicismo anticristiano está siendo un gran éxito con más de 200.000 ejemplares vendidos, lo que es un veredicto inapelable sobre el interés despertado. La conclusión es tajante: un ateo es una persona que desconoce la ciencia. En última instancia es una opinión libre y legítima, pero completamente errada. Es una auténtica revolución, que representa un giro copernicano respecto a lo que el materialismo ha defendido durante siglos en el mundo Occidental. En relación al atentado fallido contra Trump se están difundiendo teorías y opiniones para todos los gustos, atribuyendo a la suerte, el viento en la zona, o a sortilegios diversos, el que la bala que rozó la parte superior de su oreja derecha, no hubiera acabado con su vida por un simple centímetro. Antes del comienzo del acto político celebrado en Pensilvania anteayer (¡13 de julio!), un sacerdote hizo una oración y Trump ha publicado un mensaje atribuyendo a Dios el favor de seguir con vida. Los comentaristas tan racionalistas como «políticamente correctos» que atribuyen a «supersticion» ese tipo de hechos o el persignarse, harían bien en informarse mejor leyendo alguna de estas obras. El ateísmo hoy es acientífico.