
Canela fina
Atención a la China del Huawei
«España pertenece de pleno a la Unión Europea y resulta absurdo y contraproducente que tontee con los BRICS que encabeza China»
Mao Tse-tung fue un dictador implacable que consiguió unificar China tras una guerra civil atroz que dejó decenas de millones de muertos. Su retrato sigue presidiendo la plaza de Tienanmen y ante su cadáver momificado desfilan todos los días millares de admiradores. Fue Mao, por cierto, un excelente poeta. Destacó en el siglo XX, junto a Ai Qing y Kuo Mo-jo. Sus Poemas de la tierra y del viento siguen vigentes en los medios literarios chinos.
El gran país asiático consiguió su unidad nacional en el año 221 a. C. y desde entonces, a pesar de tantas veleidades históricas, siempre ha sido una de las primeras naciones del mundo. Al margen del sistema político que allí gobierne, lo razonable es mantener relaciones cordiales con una nación que ha superado los 1.400 millones de habitantes. Cuando Pedro Sánchez hizo su primer viaje a China acertó plenamente y así se le reconoció internacionalmente.
Pero una cosa es mantener acuerdos comerciales con China y sólidas relaciones diplomáticas y otra muy distinta caer en la maniobra política que Pekín acaudilla y que se conoce como los BRICS. Poderoso es el dinero chino y temible su organización de espionaje. Gran rival de Estados Unidos, historiadores de prestigio, sobre todo filósofos de la Historia, consideran a Pekín como la inmediata primera potencia mundial que arrebatará el bastón imperial a Washington.
Lo que ocurre es que España pertenece de pleno a la Unión Europea, con intereses internacionales muy distintos a los BRICS y a los del foro de Puebla. El último contrato que Pedro Sánchez ha establecido con China ha alarmado tanto en Bruselas como en Washington. Estados Unidos ha iniciado una investigación de alto nivel con el fin de detectar si el contrato sanchista encubre por parte de Huawei alguna actividad de espionaje lesiva para los intereses políticos y económicos de Washington y sus aliados europeos.
La extrema izquierda española se frota las manos porque maneja a Pedro Sánchez, que necesita sus votos para sobrevivir en Moncloa. Y no solo resulta preocupante la debilidad sanchista a escala nacional. Internacionalmente puede instalar a España en una situación insostenible. No estaría de más que Pedro Sánchez recordara lo que afirmó Ercilla: «A posponer el hombre está obligado por el sosiego público, el privado».
Luis María Anson, de la Real Academia Española
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