
El trípode del domingo
Ayer y Hoy: Todos Los Santos y los Fieles Difuntos
La de Todos Los Santos es fiesta de precepto a diferencia de la de los Difuntos. Y Halloween nada tiene en común con ello. Sino todo lo contrario.
Los días 1 y 2 de noviembre son fiestas muy señaladas en el calendario de la Iglesia: corresponden a la Solemnidad de Todos los Santos y a la de los Fieles Difuntos, respectivamente. En esta ocasión han coincidido con el fin de semana que da comienzo al mes, siendo ayer el primer sábado, y además la conmemoración de Todos Los Santos y hoy domingo, el dedicado a los Difuntos. Es relevante que pese a la creciente descristianizacion de nuestra sociedad, estas dos fiestas siguen teniendo una fuerte acogida en la devoción popular. La de ayer tiene una muy larga tradición que se remonta al siglo IX cuando el Papa Gregorio IV, el año 837, la estableció en toda la Iglesia Católica para el 1º de noviembre, unificando las diversas fechas existentes hasta entonces. En esa fiesta se conmemoran a todos los Santos, tanto a los reconocidos públicamente por la Iglesia mediante su canonización, como a la multitud de los desconocidos. Que son los que el Papa Francisco denominó como los “santos de la puerta de al lado”. En cuanto a la fiesta de hoy corresponde a los Fieles Difuntos, es decir a todos los fallecidos y que todavía no gozan de la Gracia de haber accedido al Cielo a vivir la eternidad junto a Dios. A nivel popular esta fiesta suele ir acompañada de visitas a los cementerios donde reposan los seres queridos para rezar por su salvación y llevarles flores, limpiar sus tumbas, etc. Estos sufragios producen sus efectos sanadores en las almas de quienes están en el purgatorio, purificando (limpiando) sus almas de las culpas de los pecados que les impiden todavía acceder a la presencia de Dios. La fecha de esta festividad tiene su origen en el siglo VI en algunas comunidades monásticas para generalizarse a la actual fecha siguiente a la de Todos Los Santos en el siglo XIII. El Papa san Juan Pablo II, en tres prédicas dedicadas el Cielo, el Infierno y el Purgatorio, aclaró que esas tres realidades no son un lugar -concepto vinculado a nuestra vida terrenal y, por tanto, en el espacio y en el tiempo- sino una relación del alma con Dios “que es Amor”. Las oraciones por los difuntos tienen un efecto sanador que facilita a las almas acceder a Su presencia. Las indulgencias que se ganan hoy con los requisitos establecidos por la Iglesia, asistencia a la Misa, confesión, comunión y oración, abren las puertas del Cielo a multitud de almas purgantes. La de Todos Los Santos es fiesta de precepto a diferencia de la de los Difuntos. Y Halloween nada tiene en común con ello. Sino todo lo contrario.
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