Eleuteria

Ayudas y maquillaje

No es que los precios no estén subiendo, sino que se traslada parte de esa subida al presupuesto para que la paguemos entre todos fuera del radar del INE

El Gobierno PSOE-Podemos repite desde el comienzo de la pandemia que ha desplegado un potentísimo escudo social para proteger a los españoles de cualquier adversidad que los aceche.

Como parte de esos esfuerzos supuestamente protectores, en 2022 bonificó con 20 céntimos la adquisición de cada litro de carburante y, una vez concluida semejante bonificación, ha rebajado el IVA de ciertos alimentos. El objetivo presuntamente es el de abaratar la cesta de la compra de las familias más humildes y ayudarles a sobrellevar la crisis inflacionista.

Sin embargo, semejante objetivo se está logrando a un muy elevado coste. De acuerdo con el Banco de España, la bonificación de los carburantes y la rebaja del IVA ha transferido 2.100 millones de euros al 30% de hogares con unos ingresos más bajos y, en cambio, 3.700 millones al 30% de hogares con mayores ingresos. Es decir, que para ayudar con 2.100 millones a los más vulnerables ha habido que transferir 3.700 millones a los menos vulnerables.

El resultado no es en absoluto inesperado sino bastante previsible (no en la cuantificación exacta de las transferencias pero sí en los términos del reparto de la tarta): si las rentas altas gastan más en términos absolutos, cualquier ayuda vinculada al nivel de gasto absoluto supondrá transferirles mayores fondos públicos.

En lugar de diseñar ayudas generalizadas, el Gobierno podría haber estructurado ayudas enfocadas a quienes realmente las necesiten con mayor urgencia (y no al resto).

¿Por qué, si esto resultaba totalmente previsible, se ha optado por seguir el camino caro y regresivo en lugar de otros alternativos? Pues porque, quizá, el auténtico objetivo principal del Ejecutivo no era tanto ayudar a los hogares más desfavorecidos (aunque éste pudiera ser un efecto colateral también buscado) sino maquillar con cargo al déficit público las cifras oficiales de inflación. Bonificar generalizadamente el combustible cuando éste se encarece o bajar generalizadamente el IVA de los alimentos cuando éstos suben contribuye a que los precios, tal como son sondeados en el IPC, parezcan menores de lo que realmente son. Porque no es que los precios no estén subiendo, sino que se traslada parte de esa subida al presupuesto para que la paguemos entre todos fuera del radar del INE. Una cara forma de engañarnos respecto a la magnitud de la crisis inflacionista que estamos padeciendo.