El trípode

¡Basta ya!

Que el gobierno de la nación se apoye en partidos políticos que tienen como principal objetivo romper la unidad nacional es un despropósito de tal nivel, que resulta incalificable

La amnistía que exigen los secesionistas catalanes para renovar su apoyo a Sánchez y permitirle seguir en la Moncloa una temporada más consuma la indignidad ética a la que el sanchismo está llevando la política en España. Que el gobierno de la nación se apoye en partidos políticos que tienen como principal objetivo romper la unidad nacional –que no olvidemos está recogida en el artículo 2º como «fundamento de la Constitución» y que promovieron para ello un auténtico golpe de Estado– es un despropósito de tal nivel, que resulta incalificable. De hecho, es una contradicción «in terminis» pretender formar gobierno, que tiene como su deber principal trabajar por el bien común de los españoles, con los votos y a merced de quienes como Puigdemont, Otegi y compañía literalmente desprecian a España a la que quieren destruir. ¡Basta ya! fue el grito que sacó a la calle a multitud de españoles para decirle a ETA y a los nacionalistas separatistas vascos que no iban a permanecer callados ante la indignidad de sus crímenes, el olvido de las víctimas y para defender el Orden Constitucional y la unidad de España. Otro enorme ¡Basta ya! se hace necesario para decirle a Sánchez que todo tiene un límite, ante lo inimaginable que resulta ver ahora que aquellos a los que se les gritaba entonces son ahora socios y aliados preferentes de Sánchez para el seguir en el gobierno. La amnistía es una ofensa a los españoles, que contemplaron atónitos como se atentaba contra la unidad nacional, y que movió al Rey a hacer una tajante declaración en su condición de Jefe del Estado del que es símbolo de su unidad y permanencia.

La respuesta inmediata fue una histórica manifestación en defensa de la Constitución y la Unidad Nacional en Barcelona de una dimensión desconocida hasta aquel día. De la inconstitucionalidad de la amnistía ya no se puede siquiera hablar ante el asalto perpetrado por el sanchismo al Tribunal Constitucional por ministros y otros cargos dispuestos a arrastrar sus togas con Pumpido al frente. Para redondear la infamia se anuncia la voluntad de –al igual que con la eliminación de la sedición como un delito tipificado en el Código Penal– tramitar esa amnistía como Proposición de ley –iniciativa de los grupos parlamentarios– y no como un Proyecto de ley aprobado por el Consejo de Ministros. Con ello la sustraen del control de legalidad preceptivo por parte del CGPJ y el Consejo de Estado. Indultados sin arrepentimiento; borrado todo lo realizado y con alfombra roja para «volverlo a hacer». Conocen bien a Sánchez.