Quisicosas
Bayona ha ganado
La de Bayona es una obra maestra sobre el camino del bien
Carlitos Páez, el más joven de la tragedia de los Andes, dirigió el rosario todos los días y se comió la carne de sus compañeros tan campante, consciente de que Dios lo había nacido para sobrevivir. «Volvería subirme a aquel avión» me ha dicho, «porque yo era un malcriado, un nene mimado que allí aprendió de qué era capaz. Son los obstáculos los que te hacen crecer». Habría sido aberrante que «La Sociedad de la Nieve» triunfase en los Óscar, porque a los protagonistas reales de aquella gesta nunca se les regaló nada. Todo lo pelearon como salvajes.
Sin embargo ganaron siempre, y lo han vuelto a hacer. Se han hecho universalmente conocidos y de nuevo son el ejemplo a seguir. Ni el de la bomba atómica, ni Barbie, ninguna de las películas en liza ha conseguido nada semejante. Da idea del fenómeno que Carlitos, que contaba 18 años cuando el avión se estrelló, tenía 3.000 seguidores en Instagram y ahora se cuentan por cientos de miles y lo conoce hasta «el Tato». Generaciones enteras que desconocían la historia la han descubierto gracias a Juan Antonio Bayona.
La de los jugadores de rugby uruguayos no es, desde luego, una película del Hollywood actual, trufado de ideologías. Es una gesta sin intereses. Ni es feminista, como «Anatomía de una Caída», ni una cinta progre contra el macartismo, como «Oppenheimer», ni LGTBI, como «Maestro». Es, simplemente, la experiencia de los golpeados atrozmente que jamás se rinden y tiran adelante con la fuerza de lo alto. ¿Cómo iban a ganar un Óscar?
Carlitos Páez me contó el sábado (recomiendo la entrevista en cope.es) que su madre «siempre supo que estaba vivo» y miraba la luna por las noches, «consciente de que yo también la veía». Y que su padre prosiguió incansable la búsqueda, a pesar de que todos lo tenían por loco, de modo que la aparición de Nando Parrado y Roberto Canesa, tras la extenuante travesía a pie por las cumbres heladas, le pilló en Chile. Tenían una fe bárbara.
«La zona de interés», la película que ha batido a «La Sociedad de la Nieve», es una cinta magistral sobre el mal nazi. Pero la de Bayona es una obra maestra sobre el camino del bien. El relato de hombres que se dejan comer por amor («Nadie es más grande que el que da la vida por los amigos», escribe Numa antes de morir) y que no se dan por vencidos, por más que la existencia los golpee a 25 grados bajo cero con avalanchas de nieve, hambre y gangrena. La historia de unos colegas que se convierten en un solo ser. Los que gritan «sí» cuando todo repite «no». ¿Cómo iban a darles un óscar?
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