A pesar del Gobierno
Cuestión de crédito
Tantas veces hemos escuchado en los últimos meses que créditoviene de creer, que igual lo damos por sentado. El jueves pasado murió Anna J. Schwartz, la famosa economista norteamericana experta en dinero y bancos, que trabajó medio siglo en el National Bureau of Economic Research, y escribió con Milton Friedman la monumental A Monetary History of the United States, 1867-1960, en la que ambos asignaron una responsbilidad crucial a la Reserva Federal a la hora de explicar la depresión de los años 1930.
Recordó el Wall Street Journal que fue Anna Schwartz quien hace pocos años, y a propósito de la crisis actual, dijo: "La Reserva Federal actúa como si el problema estribara en la falta de liquidez. Ese no es el problema fundamental. El problema fundamental para los mercados es la incertidumbre sobre la credibilidad de los balances de las empresas del sector financiero". La sacudida de Bankia fue en ese sentido el momento más grave de esa incertidumbre, y es posible que el diagnóstico Wyman/Berger, conocido precisamente el día que moría Anna Schwartz, sea el punto de partida de la mejoría, porque los 62.000 millones necesario para el sistema bancario español en el peor y menos probable de los escenarios debería brindar cierta tranquilidad: no olvidemos que llegaron a barajarse cifras hasta superiores al doble. A partir de ahora es posible que las cosas mejoren, aunque es el principio del proceso. No tenemos aún los detalles sobre la forma que adoptarán las ayudas ni su contabilización, y en los próximos meses tendremos más análisis de las empresas auditoras más relevantes. En estos meses se analizarán con lupa no solo los balances de los bancos, para poder distinguir la situación de cada uno, sino también otros dos campos: la actividad económica, para detectar entre el marasmo cualquier señal de repunte de la actividad, o no; y las finanzas públicas, porque no podemos olvidar, a la hora de hablar de credibilidad, que nuestras autoridades, al tiempo que aseguraban que no había ningún problema en la banca española (la mejor del mundo, etc. etc.), siempre se han comprometido a realizar toda clase de ajustes fiscales, verdaderos y buenos. Al final, no había que creerles porque no era verdad: los ajustes eran menores de lo que decían, y no se concentraban exclusivamente, como debería haber sido, en la reducción del gasto público, sino en la subida de impuestos y de deuda.
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