Cargando...

Cosas vistas

Callar sobre Epstein

Es inquietante que en toda esta tragedia, el nombre del expresidente Bill Clinton, se haya ido olvidando

Jeffrey Epstein se ha convertido en un fantasma incómodo, en ese espejo que al mirarlo nos muestra la peor cara de Estados Unidos. La negativa de la Casa Blanca a desclasificar la totalidad de los documentos sobre el caso, pese a que en su momento Donald Trump fue tan bocazas como para prometer su libre acceso, avala que hay algo que ocultar, que hay una parte de esta historia que no quieren que conozcamos. Se trata de algo tan repugnante como la explotación de menores, algo que algunos, por gentileza de Epstein, entendieron que era una afición que podría permanecer a buen recaudo escondida por los siglos de los siglos.

Entiendo y comparto las críticas a Trump por este tema, quien pensó que podía convertir el caso en una herramienta electoral contra sus enemigos durante la campaña, aunque luego el tiro le ha salido por la culata.

Lo que me llama la atención es que solamente miremos al inquilino actual de la Casa Blanca y nos olvidemos al resto de amigos, conocidos y saludados del monstruo, con la excepción del príncipe Andrés de Inglaterra, un claro ejemplo de que no siempre es fácil caminar y masticar chicle al mismo tiempo.

Es inquietante que en toda esta tragedia, el nombre del expresidente Bill Clinton, se haya ido olvidando, conservando todavía esa estela de oráculo al que podemos consultar sobre todo gracias a sus conferencias por todo el mundo. El pasado año Clinton volvió a sacar su enésimo libro de memorias, en esta ocasión titulado «Citizen» porque él es ahora un ciudadano del mundo moliente y corriente. En el texto admite que se conocieron, pero vamos que no sabía nada, que circulen que aquí no ha pasado nada y es mejor que no pregunten. Más o menos, como siempre, que se enteró por los medios. «Hizo daño a mucha gente, pero yo no sabía nada al respecto, y para cuando lo arrestaron por primera vez en 2005, ya había cortado el contacto con él. Nunca he visitado su isla», afirma. Vean el documental que hay en Netflix sobre el tema Epstein donde hablan las víctimas y algunos de los empleados del monstruo, entre ellos uno de los que trabajaba en la nefasta isla quien recuerda haber visto por allí a Clinton, el mismo expresidente que compartía vuelos con el empresario pedófilo.

No quisiera pensar mal, pero ¿no será que ocultar la información sobre Epstein le conviene a unos y otros?