El canto del cuco

Cambio de ciclo

El presidente Sánchez decidió jugárselo todo a una carta y ha perdido

El pueblo español ha hablado. El plebiscito del 28-M ha sido concluyente. Pedro Sánchez y el «sanchismo» han sufrido una demoledora moción de censura. Esto ha obligado al presidente del Gobierno, haciendo de la necesidad virtud, a disolver las Cortes y tirar la toalla. Es lo mejor que podía hacer. Alberto Núñez Feijóo (PP) ha sido el vencedor incuestionable. La derecha ha ganado a la izquierda, en contra de las previsiones de Tezanos (¿Dimitirá, por fin, este hombre y abandonará el CIS, aunque sea destrozado?). El atrevido experimento del «Gobierno Frankenstein» ha fracasado. Todo indica que, a la vista de lo ocurrido, las izquierdas, apoyadas por los secesionistas periféricos, no están en condiciones de renovar en julio, en las elecciones generales adelantadas, el Gobierno de coalición. El «tsunami» azul ha resultado arrollador. El cambio de ciclo político en España parece imparable.

El presidente Sánchez decidió jugárselo todo a una carta y ha perdido. Con su presencia activa en la refriega, confiando en sus asombrosos méritos y en su indudable poder de resistencia, convirtió estos comicios locales y regionales en una pugna nacional. Ahora se ha visto obligado a asumir las consecuencias de la derrota. La marea de fondo se veía venir y los errores y sucesos de la campaña –las listas de Bildu, la compra de votos por correo…– no han hecho más que favorecer la tendencia. Tras el desconcierto inicial, es normal que en el PSOE se pidan cuentas. Algo tendrán que hacer. Hay mucho malestar silencioso acumulado, que pugna por estallar. Éste puede ser el momento. Hay ya poco que perder. ¿Está Pedro Sánchez en condiciones de volver a encabezar el cartel? Con él al frente, el horizonte electoral de los socialistas se presentaría oscuro, casi tenebroso. Sus socios por la izquierda también han salido malparados: Podemos, en liquidación y el experimento de Yolanda Díaz, con Colau y Ribó, maltrecho.

La desaparición de Ciudadanos y la fuerte resistencia de Vox son también datos destacados de estas elecciones. Lo primero favorece la reunificación del centro-derecha; lo segundo complica la estrategia inmediata del Partido Popular. El trato a los de Abascal, ante los decisivos comicios de julio, es una «patata caliente», nada fácil de manejar. Todo lo que sea moderar la polarización de la política en España será un acierto. En fin, el resonante triunfo de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, que algunos pretendían utilizar para meter cizaña, se ha visto acompañado de otros triunfos no menos resonantes, como el del alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida. Esto evita intrigas y fortalece el liderazgo indiscutible de Núñez Feijóo.