Al portador

Un caos planificado y la primavera de Pasión de Illa

Nadie quiso reconocer el éxito del PP y facilitar el gobierno de los más votados y ahora Salvador Illa es probable que tenga que tragar con la misma medicina amarga

Ludwig von Mises (1881-1973), liberal y principal exponente de la Escuela Austríaca de Economía escribía en 1961, en el «Caos planificado», que «lo característico de esta época de dictadores, guerras y revoluciones es su inclinación anticapitalista. La mayoría de los gobiernos y los partidos políticos ansían restringir la esfera de la iniciativa privada y la libre empresa». Más de sesenta años después hay dictadores –Putin, Maduro, Kim Jong-un, Xi Jinping y algunos más–, guerras –Ucrania y Gaza entre otras– y revoluciones –naranja, de terciopelo o #MeToo–, ya sean políticas, sociales o tecnológicas. En todos los casos, entre las víctimas figuran la iniciativa privada y la libre empresa. Lo mismo ocurrió con el llamado «procés» que Pedro Sánchez y sus corifeos dan por liquidado, pero sigue ahí, larvado de momento. Las encuestas parecen detectar un retroceso de independentismo, sin duda por cansancio y hastío, pero puede resurgir. Carles Puigdemont, prófugo en Waterloo, era un alma en pena por los pasillos del Parlamento europeo hasta que la aritmética electoral española y las necesidades parlamentarias de Sánchez lo volvieron a convertir en todo un personaje que, además, se jacta de «arrastrar» al Estado español.

Salvador Illa, líder –porque el inquilino de La Moncloa lo quiso– de los socialistas catalanes (PSC), encabeza las profecías demoscópicas para las elecciones catalanas. Parte con ventaja, amplia pero insuficiente. Está lejos de la mayoría absoluta, a la que sí se acercarían más la suma de los «indepes» de ERC, Junts y la CUP. Illa ganará en las urnas, salvo sorpresas, pero para gobernar necesitaría unos apoyos, de Junts o de ERC, es decir, de Puigdemont o de Junqueras, que ahora se antojan utópicos. Los socialistas implorarán haber vencido en las elecciones, como lo hizo en su día Feijóo en las generales. Nadie quiso reconocer el éxito del PP y facilitar el gobierno de los más votados y ahora Salvador Illa es probable que tenga que tragar con la misma medicina amarga, en la que puede ser su primavera de Pasión, mientras en Génova –sede en Madrid del PP– creen que están a punto de ver pasar el cadáver de su adversario Sánchez, que insiste en que agotará la legislatura. También lo asegura su ex-protoasesor Iván Redondo, en un país sin Presupuestos, en una Cataluña en la misma situación y con un Gobierno central –y algunos autonómicos– intervencionista que pone palos en la rueda de la libertad no solo económica. Un «caos planificado» que restringe, entre otras, la iniciativa privada y la libre empresa como advertía von Mises.