A pesar del...
Carta de Warren
Se propone «avanzar en la agenda del reencuentro para garantizar la concordia en nuestro país», como si él mismo no hubiese impulsado la polarización y la discordia entre los españoles como ningún otro presidente de nuestro país
Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, remitió a todos sus ministros una carta que congrega casi todas sus mentiras.
«No somos ajenos al clima político actual», dice, como si no lo hubieran creado ellos.
Insta a actuar «con unidad, solvencia y determinación en el afán compartido de contribuir al avance social, la convivencia, la estabilidad institucional y el diálogo entre diferentes», como si no hubiese promovido la división, la reacción, la inestabilidad y la incomunicación con media España.
Invita a «avanzar hacia el pleno empleo y mejorar el poder adquisitivo de la clase media y los trabajadores», como si no hubiese combatido a los creadores de empleo, y no hubiese empobrecido a la clase media y a los trabajadores.
Se compromete a «robustecer aún más nuestro Estado del bienestar para reducir la desigualdad con más recursos destinados a educación, sanidad y dependencia», como si esto no significara aumentar la desigualdad entre el poder y sus súbditos, cuyos recursos se propone debilitar aún más.
Habla de «mejorar el acceso a la vivienda, sobre todo para los jóvenes», como si sus políticas no lo hubiesen empeorado. Ningún Gobierno ha hecho más que el de Warren para dificultar el acceso a la vivienda, sobre todo para los jóvenes.
Afirma que va a «seguir impulsando una transición ecológica justa para la mitigación y adaptación a la emergencia climática y convertir este desafío en una oportunidad para la reindustrialización de todos los territorios», como si no se hubiese dedicado a hostigar a las empresas industriales y a los contribuyentes con la excusa ecológica.
Asegura que va a «seguir reforzando el liderazgo de España en el ámbito europeo e internacional», cuando el Parlamento europeo señalaba sus violaciones del Estado de Derecho, pilar fundamental de la Unión Europea, y cuando el liderazgo de España está debilitado por su errónea política internacional, que incluyó la irritación que provocó en la diplomacia israelí, y coronada cuando en la sesión de investidura se dedicó a insultar a Javier Milei, a quien poco después el pueblo argentino iba a respaldar mayoritariamente en las urnas.
Se propone «avanzar en la agenda del reencuentro para garantizar la concordia en nuestro país», como si él mismo no hubiese impulsado la polarización y la discordia entre los españoles como ningún otro presidente de nuestro país.
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