Opinión
China: el gigante dormido ha despertado
«El paralelismo entre la guerra que actualmente sucede en Ucrania entre Rusia y EE UU con lo que asimismo puede suceder en Taiwán entre ellos y China, resulta evidente para cualquier observador»
Es conocida la frase atribuida a Napoleón de hace 200 años, cuando en la cúspide de su éxito y ya dispuesto a invadir el inmenso imperio zarista, algún cercano adulador le aconsejaba ir preparando la posterior de China: «Dejad dormir al gigante. Cuando China despierte, el mundo temblará». Es evidente que el gigante chino ya ha despertado de su largo letargo y conviene ir tentando la temperatura global. Las maniobras militares desarrolladas por los EEUU en su proximidad geográfica para responder a las similares chinas realizadas en la misma zona como represalia por la visita de la presidenta taiwanesa a autoridades estadounidenses, evidencia que Washington se toma muy en serio el gesto de Pekín.
El paralelismo entre la guerra que actualmente sucede en Ucrania entre Rusia y EEUU con lo que asimismo puede suceder en Taiwán entre ellos y China, resulta evidente para cualquier observador. En ambos casos está en juego un nuevo orden global por el que apostaron pública y solemnemente Xi Jinping y Putin al firmar su histórico Tratado bilateral en el que apuestan por un «nuevo orden multipolar sin aceptar que quiera imponerse por la fuerza la democracia occidental a los diferentes países del mundo». El pistoletazo de salida de su apuesta se dio apenas regresó Putin a Moscú tras esa firma en febrero del pasado año, dando comienzo a la «operación militar especial», invadiendo Ucrania.
Nancy Pelosi, la expresidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, visitó Taiwán como respuesta política preventiva a una eventual similar actuación por parte de Xi Jinping, y desde entonces la tensión política y militar ha ido creciendo entre ambas superpotencias. China denomina como «el Siglo de la Humillación» el transcurrido entre mediados del siglo XIX y mediados del XX, que comenzó con las guerras del opio provocadas por la Compañía Británica de la Indias Orientales, –y que tras su derrota significó la pérdida de Hong Kong a manos del Reino Unido– y terminó con la independencia de Taiwán en 1945 que había sido anexionada por Japón en 1895. Con el tiempo, la nueva realidad se impuso y la colonia británica fue recuperada en 1997 sin necesidad de acción militar ninguna, al igual que Macao, lo que no parece ser aceptado ahora por Washington respecto a la citada isla china.
La segunda guerra mundial terminó con el arma nuclear lanzada en agosto de 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki. Una tercera guerra mundial sería un auténtico apocalipsis, con los potenciales contendientes en posesión de ingentes arsenales de esa arma. Para China solo resta recuperar Taiwán para acabar con lo perdido en su secular Humillación que EEUU no acepta. «Y el mundo temblará».
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