Insensateces

Colegialas

La historia de siempre, la que se repite. Niños acosados en sus colegios, silencios, negaciones, pasos atrás, irresponsabilidad, desconocimiento, falta de atención. Nadie hará nada

Está mi cole de Albacete cumpliendo cien años. Colegio María Inmaculada, religioso, concertado y sólo de chicas. Únicamente teníamos un profesor y venía, de vez en cuando, a echarnos un vistazo en los deportes de equipo. Las cosas han cambiado mucho, obviamente, desde entonces, pero la emoción al recordar aquellos momentos sigue intacta. La memoria me permite recordar aquellos años vívidamente, con los nombres exactos de mis compañeras más queridas, los de mis profesoras, mujeres extraordinariamente dedicadas, vocacionales, entregadas. Me preguntó un día la Hermana Sor Pilar, que era la directora, si mis padres querían que yo fuera a misa los jueves y yo dije que no, convencida de que aquí acabaría el asunto. Error. Sor Pilar me encargó la Primera Lectura y el Salmo Responsorial y me pasé un curso entero leyendo sin faltar ni un solo día. Mi colegio era mi refugio, mi casa, mi isla. Nada podía ir mal allí. Leo ahora la historia de esas gemelas argentinas de Sallent, Barcelona, acosadas por una parte de sus compañeros de secundaria del Instituto Llobregat. Leo que una de ellas ha muerto y la otra está gravemente herida a consecuencia, según sus propias cartas, de un intento de suicidio de ambas. Se arrojaron al vacío. Llevaban soportando mucho tiempo faltas de respeto, rechazo, burlas. Primero, por su acento y, dicen, por no hablar catalán. Y después, porque Alana se consideraba chico y quería llamarse Iván. Tenían doce años, doce, y no eran felices. Cuando un crío no encuentra sosiego, ni cariño, ni empatía, ni tranquilidad, ni felicidad en su centro educativo, se abre ante sí un drama de proporciones incalculables. El Instituto niega problemas (a pesar de las declaraciones de algunos de los compañeros de las gemelas) y el Alcalde de Sallent también asegura que en su municipio no hay problemas de integración. La historia de siempre, la que se repite. Niños acosados en sus colegios, silencios, negaciones, pasos atrás, irresponsabilidad, desconocimiento, falta de atención. Nadie hará nada. Veremos a sus padres deshechos, a algunos jovencitos llorar y luego, como siempre, nada. Dos ramos de flores. Y luego, nada. Así que hoy quiero acordarme de mi colegio, de lo feliz que fui, de lo protegida que me sentí y de tantos niños que acuden, desgraciadamente, con miedo a los suyos.