Carlos Rodríguez Braun
A pesar del... Lindo Linde
A Luis Linde le llamarán cualquier cosa menos lindo por el primer informe anual que presenta desde que asumió como gobernador del Banco de España. Como ya no quedan liberados sindicales cobrando millones de las cajas, esa «banca pública» a la que algunos ansían regresar, es posible que no le exijan marcharse a su «puta casa», como demandaron a su antecesor. Pero no le dirán nada lindo; subrayarán convencionalmente que persiste en dar caña, o destacarán que en su opinión la reforma laboral es insuficiente, como si fuera un diagnóstico insólito, o que está en línea con la patronal, como si eso descalificara per se. En realidad, este informe, como los anteriores, no es radical ni extraordinario. No propone la supresión del salario mínimo sino apenas de forma temporal, por su influencia en el paro juvenil. No le harán caso. También propone la posibilidad de contratar fuera de convenio, lo que también contribuiría a fomentar el empleo. Tampoco le harán caso, e incluso lo acusarán de promover la «precariedad» los mismos cuyas recomendaciones intervencionistas la han hipertrofiado. Y adelantar el retraso a los 67 años de la edad de jubilación, que no es precisamente revolucionario. Reclama, como siempre, moderación salarial, y lo acusarán de ser Drácula, cuando el vampiro que reduce los salarios es la Administración. No reconocerán su progresista alusión al control de los sueldos de los directivos. Denunciarán su escueta alusión a las preferentes, y su elusión de responsabilidades en ese campo y otros, como si el resto de autoridades y reguladores las hubiesen asumido copiosamente por acción u omisión. Y dirán, por fin, que según el Banco de España se están frenando las caídas intertrimestrales del PIB, que podría recuperarse moderadamente en 2014, cuando lo reseñable, y que no apuntan en Alcalá, 50, ni en ninguna parte, es que se trata de un horizonte que no se alcanzará por méritos políticos.
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